Fernando Palomino
Recesión, inseguridad ciudadana y fenómeno de El NIño
Se necesitan urgentemente medidas contra cíclicas
Las primeras clarinadas empezaron este verano y lo decían las principales clasificadoras de riesgo y hasta el final el MEF trató de tapar el sol con un dedo negando lo inminente. Es decir, por segundo trimestre consecutivo cayó la producción, el PBI con una caída estimada de -0.3% para el presente año sumada a la caída del empleo, del consumo e ingresos fiscales.
La recesión se veía venir a pasos agigantados por la anomia del actual gobierno, la pesada herencia del nefasto gobierno corrupto del golpista Castillo, por la posición ideológica de la izquierda radical a la inversión extranjera, enquistada en varios gobiernos pasados, sobre la animadversión manifiesta a la inversión minera y el fomento de la conflictividad incluso desde las más altas esferas del gobierno anterior.
Sumado a lo anterior la monserga de convocar una asamblea constituyente y una nueva Constitución al puro estilo del socialismo del siglo XXI cambiando el modelo económico de libre mercado a uno de control y planificación estatal con un BCR sin autonomía funcional. ¿Ante este escenario creen Uds. que alguien en su sano juicio se atrevería a invertir en el Perú con los antecedentes antes señalados?
Debido a la necesidad de ajustar el gasto público, la recesión ralentiza y pospone proyectos de inversión pública y sobre todo privados, congela sueldos y salarios y restringe la oferta laboral. En este sentido la recesión juega a favor de la inseguridad ciudadana estando íntimamente conectados. A más recesión más inseguridad cerrando un círculo vicioso entre ellas.
Sin embargo, valgan verdades la recesión empezó a gestarse lentamente desde los gobiernos de Humala hasta Sagasti, pasando por PPK y Vizcarra. Todos estos gobiernos debido a su enfrentamiento recurrente con el congreso sumada a la penetración ideológica progresista en el gabinete de ministros, unos más otros menos, iniciaron un lento proceso de desincentivar la inversión extranjera en especial en la minería. Se aplazaron y paralizaron proyectos mineros muy importantes y esto al final era tomado en las esferas de la izquierda como logros políticos.
La cereza del pastel en esta magra coyuntura sería el inmenso impacto en todo orden de cosas, especialmente en el económico, del Fenómeno del Niño (FEN) próximo a golpear el territorio nacional con un impacto fortísimo en la producción nacional y en especial en el agro y sector pesquero lo cual agravaría más la duración de la recesión e inclusive podría volver a repuntar la inflación pudiendo llegarse a un estado de estanflación.
¿Qué hacer? Así como vamos no se presagia nada favorable. Se requiere un nuevo liderazgo del más alto nivel porque la credibilidad y desgaste del actual gabinete es más que manifiesta es decir se requiere un nuevo gabinete de ministros, integrado por los mejores profesionales del Perú en cada sector debiendo ser convocados los mejores, acreditando mucha experiencia sectorial, para refrescar la política de gobierno y regresar a la senda del crecimiento económico y desarrollo.
Es por ello que cuanto antes la Presidenta de la República deberá recomponer íntegramente su gabinete y liderar personalmente el combate no solo contra la inseguridad ciudadana que aflige a los peruanos sino también contra la recesión económica que al final para el ciudadano de a pie significa mayor pobreza y deterioro de la calidad de vida de los peruanos. La pobreza el 2023 está estimada en 27,5% como consecuencia de la pandemia de covid-19, pero de no mediar un cambio de timón en la economía esta será superior al 30% o más luego del FEN con consecuencias devastadoras.
Necesitamos en buena cuenta un gabinete de reconstrucción nacional libre de cuotas partidarias que sea más proactivo en materia de generar políticas públicas y de mayor eficiencia en la reactivación económica en especial en la gestión de la inversión pública e incluso tenga mayores reflejos ante las emergencias que se asoman y de la reconstrucción de infraestructura luego del FEN.
El fantasma de la recesión es una realidad. Hace 25 años fue la última recesión experimentada en el Perú la diferencia es que hoy un gran componente de ella, más allá de shocks externos, es por propia culpa de la clase política nacional que desde hace más de 10 años antepusieron ideologías, dogmas e intereses de partido antes que los del Perú. Lo único que consiguieron fue ahuyentar la inversión del Perú.
El sacrificio efectuado por los peruanos desde el trabajador más humilde y pujante, las pymes, hasta el empresario más exitoso fueron quienes dieron una lección de emprendimiento al mundo al crecer el PBI peruano a tasas promedio cercanas al 5% durante 20 años. El actual modelo de economía social de mercado que reza la Constitución política del 93 es aquel que más beneficios ha otorgado a los peruanos durante la historia republicana. Esto es innegable.
Por lo tanto, se necesitan urgentemente medidas contra cíclicas que mitiguen los efectos de la recesión para aliviarla, no solamente mediante créditos suplementarios solicitados por el MEF al Congreso, sino promover en serio al verdadero motor de la economía, la inversión privada extranjera y doméstica, convocando a los principales gremios y líderes empresariales para buscar salidas y promoverlas desde el Ejecutivo así como un liderazgo político visible empezando con la Presidenta de la República que dirija un mensaje a nivel nacional y explicite acciones concretas de mitigación en materia de recesión, seguridad ciudadana y los impactos del FEN en el corto plazo y sobre todo transmita esperanza que requieren los peruanos en su calidad de ciudadanos y agentes económicos.
De lo contrario, el temor y aversión al riesgo se incrementará y podríamos extender la recesión varios años cayendo en una crisis de proporciones y uno de los más indeseados impactos como ya se experimentó en la historia económica del Perú, será que una parte de la juventud peruana, en especial los mejores talentos, piense en emigrar en la búsqueda de nuevas oportunidades en otras latitudes.
Estamos a tiempo de revertir la situación, todo depende de la voluntad política del Ejecutivo y la responsabilidad de ello es de la Presidenta y su gabinete. El Perú exige un liderazgo serio con visión de futuro, dejando de lado dogmas e ideologías que solamente traen atraso y dolor. No tiremos por la borda todo lo avanzado para empezar de nuevo.
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