Rocío Valverde

Racismo en el Reino Unido

Racismo en el Reino Unido
Rocío Valverde
04 de julio del 2016

No ha llegado de la noche a la mañana, pero ahora no se oculta

Luego de cuarenta años de matrimonio el Reino Unido le ha pedido el divorcio —sin llamar a un abogado, solo con gritos y amenazas— a su esposa la Unión Europea. Luego de celebrar sus bodas de rubí la isla ha puesto en la balanza su cerebro y su corazón, y parece que su achacoso corazón tiene la crisis de la mediana edad. No había podido olvidar su vigorosa juventud, cuando jugaba a ser un imperio, y ha decidido mandar a tomar por saco a su esposa, que le ha bailado el agua por tantos años, por ejemplo, con la decisión de no compartir sus fondos. "Está bien cariño, tu tienes tus libras y yo tengo mis euros. ¿No quieres ser Schengen? Bueno pues, no eres Schengen; aún así yo te entrego mi base de datos. Por ti todo, corazón".

El Reino Unido ha optado por tomarse un par de cervezas, ponerse su apolillado disfraz de colonizador y gritar: ¡Divide y vencerás! Pero parece que ha olvidado que cuando no estaba bajo la influencia le dio la libertad a todos los países que estaban a su merced, y además trajo a sus ahora libertos paquistaníes y caribeños a su suelo. Los de la Commonwealth han seguido migrando, casándose con británicos blancos, teniendo hijos de apellido Smith y de nombre Amir, comiendo currys, jerk chicken y de vez en cuando un yorkshire pudding.

Pues resulta que ahora la isla se ha despertado con resaca, o más bien dicho demencia senil. Pero ojo, que hay que tener tacto y decirlo despacio, porque aún no asimila sus canas el pobre. Ha despertado de su sueño con legañas en los ojos y quiere a todos los inmigrantes fuera. En todo divorcio hay un tercero en discordia, y esta no es la excepción. La isla ha conocido a una buenamoza joven llamada Brexit que, con sus turgentes carnes, le ha prometido de la mano volver a hacer grande a Gran Bretaña.

Todos se preguntan si es posible que el 52% de un país sea racista. Está claro que no, pero muchos de quienes han decidido su voto bajo la promesa de echar a cualquiera que no sea británico y tez blanca, son racistas o tienen al menos una marcada preferencia. Esta semana el ambiente, sobre todo en Inglaterra, es tirante. Nadie quiere hablar del elefante en la habitación, aunque nos haya sorprendido la semana con titulares denunciando ataques xenófobos contra la asociación polaca en Londres, ataques a la comunidad de europeos del este; ataques a musulmanes, negros y a personas blancas. Sí, blancas. Aunque a algunas personas de la sociedad limeña que leen estas líneas se les quede el ojo bizco. Blancas pero de cabello moreno, al parecer ibéricas. Blancos hablando holandés, blancos hablando español, blancos hablando francés. Ahora ya no pasas con tan solo tener la piel blanca, ahora tienes que serlo por cojones y tener un perfecto acento posh, brummie, del black country o de Liverpool. O estate atenta, porque puede que aparezca el indeseable preguntando: ¿ya has hecho las maletas?

Y es que el racismo no ha llegado de la noche a la mañana, sino que simplemente ahora ya no tienes que decirle a alguien "paki" o "spics" cubriéndote la boca. En los diez años que llevo fuera de Perú había escuchado mucho acerca de que, siendo de Latinoamérica, debía tener la piel muy gruesa por si alguien me llamaba sudaca, chacha, panchito o cosas por ese estilo. En mi caso jamás había sufrido ni presenciado actos xenófobos o ligeramente racistas hasta el año 2015. Esa vez lo vi, lo escuché y lo procesé en carne propia. Digamos que fue una minucia que involucró a alguien que, abierta y expresamente, mostraba su desprecio hacia mí; y como todo cobarde, lo hacía a mis espaldas. Esta vez, sabiendo que sería la última vez que me vería, no dudó en llamarme Speedy Gonzales. Yo, sabiendo también que era la última vez que la vería, o eso pensaba, resolví compadecerla entendiendo que en su mente no cabía la posibilidad de que una sudaca de piel marrón pudiera obtener un Máster con facilidad ni tener un novio blanco. No dudo un segundo en que ahora que la temporada abierta de intolerancia ha sido decretada ella se encuentra ejerciendo su deber patriótico de ser racista sin taparse la cara. Creo que es oportuno repetir lo que se ha dicho en la semana: no todos los que votaron por irse de la UE son racistas, pero todos los racistas votaron por irse la UE.

Rocío Valverde

 
Rocío Valverde
04 de julio del 2016

NOTICIAS RELACIONADAS >

El zumbido

Columnas

El zumbido

¿Es un avión?, ¿un enjambre de abejas, ¿un...

03 de febrero
Otro coronavirus llega desde Asia

Columnas

Otro coronavirus llega desde Asia

El año 2019 culminó con la noticia de una misteriosa enf...

27 de enero
Veganuary

Columnas

Veganuary

Los noticieros de estas semanas, las primeras del año 2020, me ...

12 de enero

COMENTARIOS