Que sigan el Ejército y la Policía en las calles

La vigilancia militar y policial debe continuar en las calles de manera indefinida o incluso permanente. Es la oportunidad de poner bajo control la seguridad ciudadana y aplastar a la delincuencia. Durante la cuarentena, la delincuencia en las calles se ha reducido en 80%, lo que la experiencia cotidiana confirma. Pero podemos estar seguros de que si la vigilancia policial y militar no continúa al término de la cuarentena, luego del 10 de mayo, en una semana estará de regreso en los mismos niveles en que se hallaba antes de la pandemia.

Ahora o nunca, entonces. Este es el momento en que es posible darle a la delincuencia un golpe decisivo. No faltarán, seguramente, los que salgan a reclamar por los derechos humanos de los choros o los pequeños intereses que denuncien un plan maligno del Gobierno para instaurar la dictadura. No hagamos caso de los tontos.

Por primera vez en la historia, el costo es un problema hoy. El déficit fiscal nadie nos lo va reclamar, y tampoco el endeudamiento. Todos los países del mundo están igual o peor. Estados Unidos tendrá un déficit fiscal de 15% del PBI este año, y el Perú llegará a uno de 6%. El Perú está recibiendo la bendición de las calificadoras de riesgo y se apresta a colocar otros US$ 4,000 millones en bonos en el mercado global. Y los mercados los van a comprar. Tampoco faltarán llorones. Pero Italia tendrá una deuda de 117% por ciento del PBI y nosotros llegaremos a 34%, por encima de la barrera prohibida del 30%.

Ojo, sin embargo, a lo siguiente, que hay que tener perfectamente claro. No se trata de prolongar el toque de queda, sino de mantener los retenes nocturnos en las calles a partir de cierta hora. Si esto requiere o no de un estado de emergencia es harina de otro costal , que puede además regularse según sea necesario.

¿Supone esto retribuir con un bono especial a los miembros del Ejército y la Policía que deban hacer la guardia? En buena hora. Su esfuerzo enorme debe ser compensado generosamente y será aplaudido por todos, como lo ha sido su presencia diariamente a lo largo de 50 días de aislamiento.

El seguimiento estadístico cotidiano de los actos de delincuencia en todas las grandes ciudades del Perú permitirá aprender a regular la presencia vigilante progresivamente, hasta que el índice de actos de delincuencia en las ciudades del país sea puesto bajo control y devuelto a niveles manejables, con los nuevos medios que la tecnología actual permite.

No perdamos la oportunidad. Estoy seguro de que la opinión pública no dejará caer esa iniciativa si los medios de comunicación la recogen y la hacen suya. Es un clamor de la ciudadanía. Escuchémosla.