Martin Santivañez

Popular es Peruanidad

Defensores de la Peruanidad necesitan un brazo político

Popular es Peruanidad
Martin Santivañez
31 de octubre del 2017

Es hora de encender la luz del Bicentenario. Para eso hace falta que un partido auténticamente popular adopte un enfoque peruanista que implique apostar por la unidad del país. En efecto, la Peruanidad es popular (del pueblo) porque defiende el nexo de unidad que permite la subsistencia del Perú. La Peruanidad es la síntesis viviente de diversas culturas que enriquecen el acervo histórico de nuestro país. Es la columna vertebral de nuestro proyecto nacional, el reconocimiento voluntario de la importancia de las cunas y las tumbas, del futuro y la tradición. Un partido popular por fuerza debe ser peruanista porque de esta forma asume íntegramente una concepción abierta del Perú en tanto realidad política que sintetiza numerosas tradiciones culturales en un mestizaje histórico inacabado e inacabable. El mestizaje es la seña de identidad nacional y el factor clave de unidad política. Este mestizaje debe ser promovido desde un partido político porque garantiza superar las desviaciones de la conciencia nacional y el sectarismo ideológico, base de cualquier secesión.

La Peruanidad se construye paulatinamente y tiene un correlato en la esfera pública. La promoción de ideologías que ponen el acento en las diferencias genera una política de la división. Por el contrario, la promoción de la Peruanidad favorece la existencia de una política de la unidad. La supervivencia de los Estados está ligada al sustrato ideológico que los anima. Lo propio de nuestro tiempo es la fragmentación. La fragmentación política es una realidad patente vinculada al relativismo que caracteriza nuestra era. El relativismo político genera por fuerza la división estructural, la atomización de las estructuras institucionales y la consolidación de un voluntarismo liberal de por sí autorreferencial. La consecuencia natural del relativismo es un conjunto de políticas públicas que tienen como denominador común la división; esta división se plasma en la destrucción del sistema de partidos y en la cosificación de la persona, que pasa a convertirse en un objeto de cambio cuyo valor depende del consenso de mayorías coyunturales y no de su propia dignidad.

Esta Peruanidad tiene que ser representada por un partido popular mayoritario capaz de garantizar la unidad política del país en función a una historia compartida y a la defensa de una tradición basada en el cristianismo. Así, un partido popular garantiza la continuidad de la Peruanidad porque fortalece a sus defensores operativos. Toda idea debe plasmarse en una estructura de poder. El Estado peruano nació para consolidar esta Peruanidad y se ha enfrentado por dos siglos a los desintegradores de nuestra síntesis: el terrorismo, el enemigo exterior y la quinta columna relativista que pretende erigirse en el referente moral del país. Por eso un partido popular es el defensor político de los defensores de la unidad nacional: las Fuerzas Armadas y la Policía. Los defensores de la Peruanidad necesitan un brazo político capaz de comprender sus necesidades, amenazas y desafíos. Un partido popular está ligado indefectiblemente a la suerte de los defensores de la Peruanidad. Existe ideológicamente para garantizar su bienestar y continuidad porque en ellos recae una díada fundamental del Estado: la violencia y el orden.

 

Martín Santiváñez Vivanco

Martin Santivañez
31 de octubre del 2017

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