Tino Santander

Pongos y kumillos en el Cusco contemporáneo

La persistencia del centralismo y del servilismo

Pongos y kumillos en el Cusco contemporáneo
Tino Santander
13 de enero del 2020


Se llamaba “pongo” al sirviente del gamonal o hacendado andino, y “kumillo” al jorobado que acompañaba al Inca detrás de él, como fiel mandadero. Estos personajes, que expresaban la sumisión, no han desaparecido a pesar de los cambios políticos, económicos y sociales del Perú. Su espíritu está encarnado en muchas autoridades locales y regionales que se someten a la voluntad de las cúpulas limeñas que gobiernan nuestra región. Ellos danzan al son del centralismo limeño y permiten que las cúpulas limeñas, como los encomenderos virreinales, administren y lucren con los recursos naturales y económicos del Cusco.

Estos personajes son los nuevos pongos y kumillos de la política local. Todavía no se arrodillan ante Vizcarra para suplicar que su majestad el presidente accesitario les dé la gracia de escucharlos y ordene, a quien corresponda, el presupuesto para más obras para sus pueblos. En el Cusco son más sutiles en su servilismo; algunos envían lechones y tamales para el desayuno del presidente y que , luego de saborear el potaje, este en su omnipotente poder disponga que el ministro de Vivienda ejecute las obras de agua potable. A estos los llaman los pongos de Vizcarra. 

En cambio los kumillos o jorobados están detrás del presidente como edecanes que reciben órdenes. Los cusqueños vimos un kumillo detrás de Vizcarra, inaugurando un puente chico y una pequeña pista de salud y aplaudiendo festivamente el anuncio del decreto de urgencia que promete que el gobierno francés terminará el Hospital Antonio Lorena. 

Los cusqueños no vamos a recuperar el gas, ni el dinero del boleto turístico, ni tendremos infraestructura para la agricultura, ni la salud, ni educación, ni autonomía regional para agilizar la inversión pública y privada con pongos y kumillos. 

La provincia de Anta que es agropecuaria y de una singular belleza no tiene agua ni desagüe. Canas, la cuna del gran Libertador Túpac Amaru, reclama infraestructura agropecuaria y la carretera Descanso-Yanaoca. Los caneños quieren una universidad para las provincias altas (Sicuani, Espinar, Canas, Chumbivilcas). La Convención, la provincia del gas, paradójicamente tiene el gas más caro del Perú; además tienen un espíritu separatista, pues sus líderes plantean ser un departamento independiente de la región cusqueña. En la capital cusqueña, el caos vehicular, la maraña de cables de las empresas de servicios de comunicación y el alto costo de vida (por el turismo, la creciente informalidad y la acción del crimen organizado) está generando un clima de desilusión y alejamiento de la población con la clase política en general. 

El desarrollo regional en esta época pasa por una lucha política frontal contra las cúpulas limeñas. Es necesaria la unidad del pueblo cusqueño, es imprescindible volver al espíritu de Túpac Amaru para tener libertad económica y política. Lo demás es mentira y ser cómplices, como los pongos y kumillos que gobiernan el Cusco.

Tino Santander
13 de enero del 2020

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