Jorge Morelli

Pavo frío

Pavo frío
Jorge Morelli
22 de octubre del 2014

Alemania señala el camino responsable para salir de la crisis económica

Angela Merkel es la nueva Thatcher. Alemania no va a ceder a la tentación de una nueva dosis masiva de la receta keynesiana para inundar de dinero su economía. Propone a su país (y al resto de Europa) hacer como los que dejan la droga de un día para otro: cold turkey (pavo frío).

Todo lo contrario de Estados Unidos, que luego del colapso de la burbuja global de 2009 se lanzó de cabeza a la droga del dinero barato y ahora intenta salir de ella dejándola de a pocos, como el alcohólico que planea tomar un trago menos cada día. Alemania no cae en tales exhibiciones de debilidad y falta de carácter. Toma el camino del pavo frío. Su esfuerzo la recompensará mañana.

La revaluación del dólar es la consecuencia del esfuerzo americano por recuperar la sobriedad. Pero son tales los estragos que el dólar caro está causando en el resto del planeta –por las enormes deudas en dólares-, que todos le están pidiendo a gritos que vaya más despacio. Digamos, como a razón de un trago menos por semana.

Cualquiera que haya dejado de fumar sin recaer sabe lo que significa pavo frío. Meses y meses de estrés y ansiedad sin alivio, y de mal humor que puede desatar la violencia.

La decisión de EEUU de dejar la adicción arrastra consigo a muchos que no entienden lo que pasa. La grita en lo inmediato es que el dólar se revalúa demasiado rápido. Consecuentemente, todos le enrostran a EEUU que su política monetaria restrictiva es excesivamente rápida. ¿Pero es posible acaso ir más lento? No funciona dejar de fumar a razón de un cigarro por día.

Dicen los asiáticos que es fácil subirse a un tigre, lo difícil es bajarse de él. Dejar a cuentagotas la droga del dinero barato será difícil y malo. Pero ahora ya no queda otro camino.

La cuestión de fondo, sin embargo, es cómo evitar que vuelva a ocurrir en el futuro. Cómo hacer para que nadie vuelva a caer en la demencia de la adicción al dinero barato.

Eso supone una disciplina que nadie ha sabido respetar desde que en 1973 EEUU rompió unilateralmente el vínculo que ataba el dólar al oro (a la tasa fija de 35 dólares onza) poniendo fin a los acuerdos de Bretton Woods de 1946. Desde entonces, el dólar flota en el mercado y las demás monedas con él, en un universo posmoderno sin puntos de referencia, donde todo valor económico es relativo y solo virtual. Así es como comenzaron las burbujas globales.

Pero, 40 años más tarde, lo que ahora está en duda es si el dólar seguirá siendo la moneda global del siglo XXI, la reserva de valor. O si, alternativamente, el oro volverá a ser el patrón de todas las monedas, como lo fue en el siglo XIX y hasta 1973.

Hay que responder la vieja pregunta acerca de cuál es el fundamento del valor, pero esa pregunta no puede tener hoy otra respuesta que la del consenso, porque no existe ni nunca existió tal cosa como un único fundamento del valor. No existe otro camino que construir por consenso un punto de referencia que sea el fundamento del valor.

Para ser libres y no volver a incurrir en la adicción hay que aprender una disciplina que nadie respetará si no la practican todos, comenzando por las primeras economías del planeta. Alemania está indicando el camino.

Si el futuro nos depara que la economía global vuelva alguna vez a un patrón para el valor de las monedas, consensuado esta vez, el oro volverá de manera natural a brillar como el sol en el cielo del mercado global. Y nosotros producimos oro.

Por Jorge Morelli
(22 - oct - 2014)

Jorge Morelli
22 de octubre del 2014

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