Nancy Arellano

Para que #NiUnaMenos sea realidad debemos también decir #NiUnaMás

Para que #NiUnaMenos sea realidad debemos también decir #NiUnaMás
Nancy Arellano
17 de agosto del 2016

El impactante caso de Milagros Rumiche y su agresor Carlos Feijoo

La inseguridad es uno de los temas que más se han discutido en los últimos tiempos. Ahora imaginemos la idea de sentir esa inseguridad con un rostro conocido: amante-pareja-cónyuge, sea cual sea el nombre. La violencia doméstica, es una realidad que afecta a miles de mujeres en el Perú y en el mundo. El problema de la violencia con rostro cercano es que perpetra heridas no tan fáciles de cicatrizar. La posición de poder del victimario es ultra abarcante: física, psicológica y económica. Y además puede ser institucional, sumiendo a la víctima en las peores instancias de minusvalía, cuando no la muerte.

La lucha contra la violencia de género no debe tener tinte político partidista, pero sí político institucional. Hablamos de que la consciencia del funcionariado en niveles locales, regionales y nacionales sobre este tema debe ser prioridad de la agenda institucional; básicamente porque es un problema sensible para el 51% de la población peruana. Y además porque casos recientes —como el de la Srta. Milagros Rumiche, quien presuntamente ha sido víctima de su pareja y padre de su hijo, el Sr. Carlos Feijoo Mogollón, quien, además, es funcionario del gobierno municipal de Tumbes— ejemplifica el caso que abarca la violencia institucional en todo su esplendor: cuando la víctima denuncia los agravios y la PNP ignora la gravedad de lo acaecido.

En este caso específico el agravio es doblemente impactante. Por un lado, por tratarse de una caso de violencia física; y por otro porque el perpetrador es un funcionario público del serenazgo y porque la Policía Nacional de Tumbes mostró indolencia frente a las acusaciones. ¿Cómo las ciudadanas de Tumbes pueden sentir que el serenazgo las protege de la delincuencia común cuando hay un efectivo que se comporta como un delincuente en su propia casa? ¿Qué clase de ética puede tener un funcionario que atenta contra la vida humana, la vida de su pareja, de la madre de su hijo? ¿Cómo podemos alentar a la mujeres a denunciar si luego los funcionarios no van a cumplir con su deber?

No podemos permitir #NiUnaMás, ni una transgresión más por parte de funcionarios o servidores públicos que mellen la institucionalidad por acción o inacción. En lo personal creo, que de ser cierto los alegatos, un funcionario de este tipo debe ser tratado como delincuente común, recibir la pena correspondiente y que además se le prohíba volver a ocupar un cargo en el Estado peruano. Así mismo, los funcionarios que ignoren hechos tan graves deben responder por inacción ante las autoridades competentes.

Esperamos que lo señalado por el Ministro Basombrío realmente se acate y que se sancionen actitudes de este tipo en la PNP.

 

Nancy Arellano

@nancyarellano

 
Fotografía: Luis Cáceres Álvarez
Nancy Arellano
17 de agosto del 2016

NOTICIAS RELACIONADAS >

Obstruir cooperación internacional es un crimen

Columnas

Obstruir cooperación internacional es un crimen

  El legítimo presidente de Venezuela, Juan Guaidó...

27 de febrero
La solución a los problemas ciudadanos

Columnas

La solución a los problemas ciudadanos

  Ya pasó el referéndum. Obviamente, la poblaci&oa...

13 de diciembre
El desgaste del fin del poder

Columnas

El desgaste del fin del poder

  “La política debería ser la profesi&oacute...

09 de noviembre

COMENTARIOS