Arturo Valverde

Nos salvamos o nos hundimos

El pueblo hará oír su voz en las urnas este domingo

Nos salvamos o nos hundimos
Arturo Valverde
07 de abril del 2021


La elección de un próximo Presidente de la República y de parlamentarios supone el triunfo de la democracia para cualquier nación. Por eso es pertinente recordar la enorme responsabilidad que tienen aquellas personas a cargo de garantizar que se respete el mandato de nuestro pueblo, que expresará su voz en las urnas este domingo 11 de abril.

Un comportamiento contrario a la voluntad popular sería un golpe tremendo para nuestra democracia en sí misma, y un daño para todos los ciudadanos que tienen el derecho de elegir el rumbo político, social y económico que regirá sus vidas en los próximos cinco años. Mantengo la esperanza de que todas aquellas personas que tendrán esa gran tarea en los próximos días sabrán garantizar la decisión de quienes viven en la pobreza por causa del inadecuado uso de nuestra riqueza, de los médicos que luchan contra la pandemia, de los comerciantes afectados por las restricciones; en fin, de todos los que queremos un mejor país para nuestros hijos. 

Sin embargo, creo que es pertinente que recordemos la manera en que se llega al final de lo que será la primera vuelta electoral, en la que tuvimos desde la posibilidad de la exclusión de un candidato presidencial, la decisión de mantener en carrera electoral a un expresidente de la República que ahora se postula al Congreso, ciertas restricciones a una candidata presidencial para desplazarse por el país en un determinado momento de la carrera electoral, y la ausencia de uno de los partidos políticos más antiguos del Perú.

El escenario previo a estas elecciones es conocido por todos: en los últimos cinco años tuvimos la renuncia de un presidente, el ascenso de un vicepresidente, un referéndum, el cierre del Congreso de la República, la renuncia de otro presidente y el ascenso de un congresista a presidente (con protestas de por medio).

Me pregunto si después de este domingo terminaremos inclinándonos más hacia la izquierda de nuestro camino, y veremos cómo se puede quebrar y destruir en diez años a un país con todas las cualidades para convertirse en potencia. O si acaso nos atreveremos a tomar una dirección opuesta y trataremos siquiera de levantarnos del fondo en que nos han dejado aquellos a quienes jamás les importó el bienestar del país; aquellos que cada cinco años ven la manera de encumbrarse en el siguiente gobierno por una cuota de poder o influencia, porque así de chata es su alma.

Arturo Valverde
07 de abril del 2021

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