Guillermo Vidalón

¿Morir por el partido?

La militancia en los partidos radicales de izquierda

¿Morir por el partido?
Guillermo Vidalón
07 de septiembre del 2021


Durante la semana, diversos medios de comunicación revelaron la arenga política de un familiar de un connotado dirigente del partido del lápiz, hoy investigado por presunto lavado de activos, quien afirmó, ante un grupo de jóvenes, que la vida debe darse por el partido. Otro de los dirigentes indicaba, al mismo grupo, que el partido era inclusive superior a la familia. En consecuencia, los mensajes reales son: a) “Tú no vales nada, ‘el partido’ dispondrá de tu vida; b) “No hagas caso a los consejos de tu familia”.

 Pero si profundizamos aún más en el análisis, cabe preguntarse ¿de quién es el “partido”? Del identificado como cabecilla de una organización criminal para apropiarse de los dineros del Gobierno Regional de Junín, en provecho propio o de sus intereses políticos, según presumen los fiscales a cargo de la investigación. De corroborarse las presunciones de la Fiscalía, lo que se le está pidiendo a los jóvenes es formar parte de un ejército que proteja a un corrupto.

¿Vale la pena que la juventud peruana arriesgue su vida por alguien acusado de haber cometido actos criminales? ¡Jóvenes y padres de familia! Cuidado con la manipulación y el adoctrinamiento que muchas veces se realiza en centros de educación, técnica y universitaria, ya sea que se ejerza en instituciones públicas o privadas.

Al respecto, la Comisión de la Verdad, a la que luego se le añadió “y Reconciliación” (CVR) dice en su informe final: “Esta organización subversiva hizo su ingreso a Huancasancos en los años setenta y realizó un trabajo de proselitismo a través del colegio Los Andes, ubicado en la capital de la provincia. Sendero Luminoso encontró en los profesores formados en la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga, un vínculo importante para llegar al campo. Varios de los profesores que llegaron al Colegio Los Andes eran oriundos de esta provincia, que estudiaron en Huamanga y regresaron con la misión de formar a los jóvenes de la comunidad”.

Muchas veces bajo la fachada de la enseñanza de las ciencias sociales se distorsiona intencionalmente la verdad histórica y se justifican acciones que fueron condenadas públicamente hasta por el contemporáneo Santo Juan Pablo II, quien durante su pontificado visitó el Perú en 1985 y 1987 y dijo públicamente a los grupos alzados en armas (Sendero Luminoso y el MRTA) “enmendad el camino”. En otras palabras, abandonen la violencia. También, condenó la pobreza al señalar: “Hambre de Dios ¡Sí!, Hambre de pan ¡No!”.

Por otro lado, los pontificados siempre han resaltado la figura de la Sagrada Familia como fuente de amor, caridad, comprensión, compasión y perdón. Por eso es importante preservar la fe en un ser superior, la expresión de la suprema perfección, con ausencia del pecado. En ese sentido, las iglesias reconocen a la familia como el espacio de aprendizaje de los valores, de formación del respeto y consideración hacia el prójimo, y de convivencia mutua. Y los no creyentes la valoran y reconocen en ella a la cédula básica de la sociedad y el desarrollo armónico.

Sin embargo, los dirigentes de los grupos alzados en armas siempre han tenido como objetivo la destrucción de la familia. Por eso se refieren a sí mismos como “superiores a la familia”. En otras palabras, “ustedes se deben a mí”; o mejor dicho: “ustedes están sujetos a mí, son prisioneros de mi voluntad. Pobre aquel que pretende dejar el partido, será calificado y denigrado como traidor; por lo tanto, sujeto de sanción ejemplar dispuesta por el líder del partido.

En política no existen las casualidades. La CVR, en su informe relacionado a lo sucedido en Lucanamarca cuenta lo siguiente:

Desde las primeras horas del domingo 3 de abril de 1983, aproximadamente sesenta miembros del Partido Comunista del Perú - Sendero Luminoso, armados con hachas, machetes, cuchillos y armas de fuego, iniciaron un ataque a lo largo de un trayecto que comprendió las zonas de Yanaccollpa, Ataccara, Llacchua, Muylacruz, culminando en el pueblo de Lucanamarca, todas ellas pertenecientes al distrito de Santiago de Lucanamarca, provincia de Huancasancos, Ayacucho. Como consecuencia de la demencial incursión senderista, sesenta y nueve campesinos fueron brutalmente asesinados.

¿Alguien considera que una persona formada en valores, que responde a una conducta ética, encontraría motivación política alguna para realizar semejantes actos de insania? Simples coincidencias, la historia lo dirá, siempre que no sea escrita a carboncillo.

Guillermo Vidalón
07 de septiembre del 2021

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