J. Eduardo Ponce Vivanco

Los políticos deben estar a la altura de los problemas que crean

Los políticos deben estar a la altura de los problemas que crean
J. Eduardo Ponce Vivanco
15 de septiembre del 2017

A propósito de la actual crisis de gobernabilidad

Los ciudadanos elegimos a los políticos para que actúen en bien de la sociedad, ya sea desde el Ejecutivo o el Congreso. Esa sana presunción que sustenta la democracia representativa es traicionada cuando ellos la contrarían, poniendo por encima el poder real, que buscan mantener o acrecentar, en detrimento del interés común.

Observamos con estupefacción la crisis de gobernabilidad creada, que habría podido evitarse con la comunicación y el trato inteligente y civilizado que se espera entre los líderes; máxime si las expectativas de recuperación económica y bienestar están de por medio. Los últimos indicadores del Banco Central de Reserva apuntaban hacia una mejoría que puede ser truncada por la confrontación entre los principales poderes públicos, obstinados en un enfrentamiento estéril para la salud de la República.

Más aún. Si el Congreso niega la confianza al Gabinete, el presidente dejará plantado al Papa —que lo espera en el Vaticano— y a la Asamblea General de Naciones Unidas, donde tampoco podría presentarse el Canciller en su representación. No solo eso: el encuentro con el presidente de Estados Unidos y la agenda de promoción de inversiones que se había preparado en Nueva York serán lamentablemente desperdiciados como consecuencia de esta crisis tan penosa e inoportuna.

No son justos ni razonables los cargos contra la ministra de Educación porque la inteligencia no es un campo que le corresponde, y la seguridad tampoco. La estrategia malévola del senderismo infiltrado en las múltiples formaciones sindicales que ha creado, con evidentes y perversos objetivos estratégicos, podría haber sido oportunamente detectada si nuestro “sistema” (¿?) de inteligencia estuviera a tono con la modernidad y las necesidades apremiantes del país. Es irónico que la truculenta y prolongada huelga magisterial se haya producido inmediatamente antes de los homenajes a la brillante demostración de inteligencia policial y el reconocimiento al GEIN por las acciones que protagonizó ¡hace tres décadas!, y que deberían ser objeto de la envidia del desarticulado e ineficiente aparato de inteligencia nacional que actualmente tenemos.

¿Acaso los expertos no han recordado en estos días que una de las líneas maestras de Sendero ha sido –y es– agitar y subvertir a través de los movimientos sindicales de la educación pública? ¿Acaso la victoria contra Sendero y el terrorismo no ocurrió en los primeros años del Gobierno de Fujimori, por lo que debería ser patrimonio histórico de Fuerza Popular? No hay justicia cuando no se reconoce el meritorio esfuerzo de la ministra Martens en el contexto de sorpresas y contradicciones políticas que tuvo que afrontar, y que se dio también dentro del propio Gobierno.

Esta dañina crisis de gobernabilidad debe ser asumida como una lección decisiva tanto por el Gobierno como por Fuerza Popular, la primera y aplastante mayoría en el Congreso, y que debería tener presente que el mayor poder implica una mayor responsabilidad. Los peruanos merecemos y esperamos que los políticos a quienes hemos elegido honren la confianza que hemos depositado en ellos.

J. Eduardo Ponce Vivanco

 

J. Eduardo Ponce Vivanco
15 de septiembre del 2017

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