Herberth Cuba
Los micronutrientes y el Minsa
Escandaloso retroceso en la lucha contra la anemia infantil
El plan nacional para la reducción de la desnutrición crónica infantil y la prevención de la anemia en el Perú preveía reducir la anemia infantil al 20% en el 2016. Sin embargo, esa cifra no se ha logrado y, contrario a lo esperado, la anemia infantil se ha incrementado. La Movilización Nacional de Lucha Contra la Anemia ha resultado un fiasco. Ha fracasado la articulación de los programas sociales y las organizaciones de la sociedad civil. Hay que tomar en cuenta que el uso de micronutrientes o alimento fortificado casero es solo una herramienta en la lucha contra la anemia, porque esta lucha involucra aspectos desde la gestación, el parto, la vacunación, el jarabe de fierro, la parasitosis infantil, las diarreas y las infecciones respiratorias, la alimentación, el suplemento nutricional, la medición de la hemoglobina, la educación y la consejería nutricional, entre otros, cuya complejidad en su articulación y trabajo conjunto refleja el nivel de eficacia de las acciones de un Gobierno.
Los micronutrientes aportan hierro, ácido fólico, vitaminas A y C, y zinc, y se utilizan para fortificar los alimentos caseros de los niños a partir de los seis meses, en modo diario, durante doce meses. Estos micronutriente se distribuyen en sobres que se entregan en modo gratuito en los establecimientos de salud de todo el país. Los sobres de micronutrientes se mezclan con facilidad con los alimentos y son de fácil dosificación. Es un producto con características amigables, aunque requiere consejería y recetario de preparación, para ser empleado en modo masivo en la lucha contra la anemia por déficit de hierro en los niños, que es la más frecuente.
Sin embargo, según la auditoría de la Contraloría General de la República, en los años 2015 y 2016 no se ha cumplido con la entrega programada, al alcanzar solo el 19% y 12% de las metas de los años mencionados. Uno de los aspectos señalados ha sido la falta de articulación entre las unidades orgánicas del propio Ministerio de Salud (Minsa) y las regiones y los otros sectores involucrados. A eso se añaden la falta de personal, las dificultades en la identificación y el seguimiento de los niños, y la falta de supervisión en la gestión y entrega de los micronutrientes.
El informe resalta, por un lado, el reporte del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) en el sentido que la anemia al 2016 se encuentra en el 43%; y por el otro, la existencia de sobre stock. Aquí es donde aparece la paradoja: no se cumplieron las metas a pesar de que los almacenes estaban abarrotados de micronutrientes. Esto demuestra la incapacidad de la gestión en salud durante el lustro humalista. Existen dos actividades que son indispensables para el suministro de los micronutrientes, la primera es la consejería nutricional y los recetarios, para que las familias comprendan la utilidad y se adhieran con entusiasmo al uso de los micronutrientes; y la segunda es la medición del impacto en los niños. Ambas tareas fueron incumplidas con severidad. Por ejemplo, solo el 28% de los niños que empezaron a usar micronutrientes recibieron consejería, a través de sus padres o cuidadores, hecho que se reflejó en la enorme tasa de abandono. La medición del impacto a través del dosaje a los seis meses fue de 1.9%, y a los doce meses de 0.8% de lo que estaba programado. Es decir, casi nada.
En el escándalo por el retroceso en la lucha contra la anemia infantil, se ha resaltado el sobre stock de los micronutrientes. Durante los años 2014, 2015 y 2016 se compraron casi 750 millones de unidades, cuando lo necesario parece que era mucho menos, alrededor de 380 millones de unidades. Es decir, se gastaron casi S/ 68 millones, y si se hubiese adquirido solo lo necesario se hubiera ahorrado por lo menos S/ 33 millones de soles. La Contraloría General de la República ha hecho bien su trabajo. Si bien es cierto que, a partir del 28 de julio de 2016 y 2017, se han más que duplicado las entregas de los micronutrientes, aún es insuficiente. El Minsa tiene ahora la ardua tarea de proseguir y mejorar el plan, así como la articulación de los programas sociales de los diversos sectores del gobierno y de las organizaciones de la sociedad civil en la movilización nacional contra la anemia infantil. La colaboración entre el Poder Ejecutivo y el Congreso de la República es imprescindible.
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