Arturo Valverde

Los gastos de monseñor

Una lección narrativa del gran Víctor Hugo

Los gastos de monseñor
Arturo Valverde
09 de enero del 2024


Monseñor Myriel era un hombre justo y generoso. Y para demostrarlo, Víctor Hugo, ese gigante de la literatura francesa, se vale de diferentes recursos literarios que contribuyen a reafirmar las cualidades particulares de este entrañable personaje, inmortalizado en su obra
Los miserables.

Como amante de la literatura, leo con ojos de aprendiz. Y Los miserables no solo es una obra brillante y apasionante, sino también un libro que nos enseña a escribir porque Víctor Hugo, despliega una serie de recursos útiles para cualquier escritor. 

En lo que respecta a monseñor Myriel, he marcado con una cruz los pasajes donde considero que el autor se vale de estos recursos con bastante ingenio y eficacia. Mi primera anotación (página 20, Alianza Editorial, 2022), se refiere a su lista de gastos: 

Para el seminario menor: mil quinientas libras.
Congregación de la misión: cien libras
Para los lazaristas de Montdidier: cien libras
Seminario de las misiones extranjeras en París: doscientas libras
Congregación del Espíritu Santo: ciento cincuenta libras
Conventos de Tierra Santa: cien libras
Asociaciones caritativas para la maternidad: trescientas libras
Cantidad adicional para la de Arles: cincuenta libras
Obra para la mejora de las cárceles: cuatrocientas libras
Obra para la mejoría y la liberación de los presos: quinientas libras
Para sacar de la cárcel a los padres de familia presos por deudas: mil libras
Para una bonificación del sueldo de los pobres maestros de escuela de la diócesis: dos mil libras
Pósito de Hautes-Alpes: cien libras
Congregación de damas de digne, de Manosque y de Sisteron para la enseñanza gratuita de las jóvenes indigentes: mil quinientas libras
Para los pobres: mil libras
Para mis gastos personales: mil libras

Total: quince mil libras

Esta lista revela la importancia que monseñor Myriel le daba a financiar los gastos de las obras en beneficio de los presos, gente que ha caído en desgracia o en el infortunio; congregaciones de damas; educación para los indigentes; ayuda para los pobres; y, al final, como si fuese lo menos importante están sus gastos personales, que no superan las mil libras, de un total de quince mil libras que percibe como honorarios del Estado.

Estamos ante una prueba irrefutable, y que además descubre un aspecto íntimo de toda persona: en qué gasta su dinero un funcionario. En este caso, una de las mejores formas que ha encontrado Víctor Hugo para describirnos a Myriel es esta lista, que prueba el desprendimiento, el amor al prójimo, al pobre. 

El autor francés, además, parece reafirmar este punto cuando en un párrafo debajo, nos dice que monseñor Myriel denominaba a todos estos gastos como organizar los gastos de su casa. 

La lista de gastos de monseñor Myriel no solo es un recurso válido, ingenioso y brillante, sino también uno de muchos recursos de los que se vale y hace gala Víctor Hugo para describirnos las cualidades de su personaje. En adelante, su personalidad será la que se apodere a lo largo del primer libro de Los miserables, titulado “Un justo”. Porque eso era monseñor Myriel, un hombre justo y generoso.

Arturo Valverde
09 de enero del 2024

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