Luis Giampietri

Los Bobbys peruanos

Los Bobbys peruanos
Luis Giampietri
10 de marzo del 2015

A propósito de la política de enviar a policías desarmados a enfrentar protestas violentas.             

Para quien alguna vez ha escuchado este diminutivo, sabe que se relaciona con la policía Inglesa. Yo servi en Inglaterra dos años, en la década de los 70, y la presencia de estos policías SIN ARMAS era parte del orgullo inglés, al menos en la capital, Londres. ¿Qué pasó para que volvieran a usar armas? Es que debían proteger la vida de los policías ante una población que modificó una actitud de respeto y obediencia por otra de ataque y desorden, a raíz de la incontrolada migración del medio Oriente. 

La democracia Inglesa iba más allá. Cualquier ciudadano podía hablar de cualquier tema -excepto sobre los Reyes- siempre y cuando estuviera en el Speakers Corner del Hide Park, desde una esquina de este bello parque y sobre un banco de cuatro pies sobre el suelo. Entonces se podía ver las discusiones más intensas pero jamás intervino la policía pues allí quedaba el tema. Para llegar a este grado de civismo pasaron siglos. Esta es una característica de las sociedades civilizadas y educadas. ¿Ocurre lo mismo en el Perú? 

Claro que no, por eso, me parece un acto estúpido y violatorio de los derechos humanos -además de un abuso del poder- la decisión de enviar a nuestros policías desarmados e impedidos de disparar -así vean amenazadas sus vidas- a disolver protestas violentas. 

Cuando fui congresista se suscitó la masacre de 23 policías en Bagua. El Congreso nombró una comisión investigadora que emitió dos dictámenes, uno en mayoría y otro en minoría. Y cuando se discutía los dictámenes, la galería se llenó de nativos en actitud beligerante, con pintura de guerra, armas diversas y bolsas con curare, potente veneno, pese a que el Congreso prohíbe el ingreso de armas al Hemiciclo. La presión era intimidante y lo hice notar al Pleno pero nada pasó. 

Durante este gobierno los actos de amedrentamiento han sido pan de cada dia: Conga, Bagua, Las Bambas, Tía María y recientemente Pichanaqui. Todos ellos han tenido la misma dinámica: autoridades que retroceden para preservar la vida. 

Existe una portátil financiada por algunas ONG y cierta curia extranjera, que rota por todos los conflictos, dirigida por las mismas personas y con la misma actitud agresiva. Saben que este Gobierno débil cede ante la presión. 

Con Velasco el Perú perdió más de US$ 30,000 millones, con Abimael y Polay otros US$ 30,000 millones, y en los tres años y medio de este gobierno ya vamos perdiendo algo parecido. Es decir que, en menos de 50 años, hemos perdido unos US$ 90,000 millones, más que nuestras reservas, y se han incrementado la inseguridad jurídica y la desconfianza de los inversionistas. 

La mayoría de los agresores son ex convictos que otrora impusieron el terror sobre la población. Están libres hoy “gracias” a los gobiernos de Paniagua y Toledo y sus ministros. Han dejando de lado la lucha armada -por ahora- para infiltrar el sistema. 

El socavamiento de la democracia que propone Abimael continúa, pero con menos derramamiento de sangre. Al presidente Humala habría que preguntarle si se ha dado cuenta de este hecho, y también decirle que, ante esta situación, solo queda amarrarse los pantalones con pita de cuete y tomar decisiones, ya. 

Por Luis a Giampietri Rojas
10 - Mar - 2015  

Luis Giampietri
10 de marzo del 2015

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