J. Eduardo Ponce Vivanco

Lo político debe ser ético*

Los peruanos ya no creen en aquellos que eligieron para servir a la Nación

Lo político debe ser ético*
J. Eduardo Ponce Vivanco
21 de marzo del 2018

 

Con frecuencia irritante escuchamos que “la vacancia es política”. Con este argumento, se pretende justificar una decisión parlamentaria como las que se adoptan cuando se censura a ministros del gabinete. Quienes recurren a este razonamiento sostienen también que la vacancia presidencial es constitucional por el solo hecho de estar contemplada en la Constitución. Son decisiones políticas como todas las que toma el Congreso, dicen. Manda la mayoría de votos, el maniqueísmo, la polarización y la eficacia del cabildeo o la presión.

Puede ser una realidad inevitable del juego democrático, pero en un país traumatizado por una crisis de corrupción de orígenes y alcances inéditos, las decisiones políticas del Congreso deben ser decisiones éticas. Resulta penoso comprobar hasta qué punto nuestros congresistas han olvidado que desde los tiempos de Aristóteles, la política es parte de la ética, y que en un país en el que la democracia ha sido la excepción y no la regla, el respeto al espíritu de las normas e instituciones de la Constitución es el cimiento más importante de nuestro proyecto nacional y del futuro que queremos construir juntos.

Olvidan también crisis no muy lejanas, como la que precedió al golpe militar del general Velasco Alvarado, encabezando el levantamiento de una Fuerza Armada conmovida por los espectáculos parlamentarios protagonizados por la llamada Coalición Apra-UNO. Los apristas coaligados con los seguidores de la Unión Nacional Odriista, del general Odría, quien dos décadas atrás derrocó a Bustamante y Rivero (a quien el aprismo encumbró y abandonó a su suerte). Gabinetes y ministros caían como moscas en medio de la turbulencia desatada por el petróleo explotado por la IPC, que parece inspirar a quienes ahora levantan la bandera del gas, el hidrocarburo que tomó su lugar desde los yacimientos de Camisea.

No son coincidencias. Son antecedentes de nuestra deprimente vida republicana. Y ya es hora de que los políticos hagan un verdadero acto de contrición, porque el país está herido, desconcertado y deprimido por culpa de ellos.

Estamos conscientes de que todas las alternativas son malas y de que las circunstancias provocadas por los políticos nos obligan a esperar que no voten por la peor. La inmensa mayoría de peruanos condenan a quienes fueron elegidos para servir a la Nación. No para arruinarla.


* Esta columna fue redactada antes de conocerse la noticia de los “kenjivideos”.   

J. Eduardo Ponce Vivanco
21 de marzo del 2018

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