Armando Garcia
Línea 3 del Metro: ¿desafío especial para la ATU o crisis urbana?
Megapuerto de Chancay hace necesaria una reorganización territorial
En una ciudad hay dos factores sustanciales para progresar: la zonificación (ordena el uso razonable del suelo urbano) y la vialidad/transporte (para movilizar eficazmente sus funciones), los que podrían hacerla colapsar si se ejecuta mal una de esas variables.
Lima presenta hoy una situación singular con la operación del megapuerto de Chancay, ya que acarrea una difícil demanda operacional que impactará agresivamente sobre las actuales vías y usos en toda la provincia de Huaral. Eso obligará a ejecutar aceleradamente una reorganización territorial y vial, antes de que las voluntades legales e ilegales se asienten como puedan e ingresemos en los eternos procesos de remodelar y formalizar lo que no se ordenó a tiempo y con autoridad. Es lo que ha sucedido en Chimbote y La Oroya, entre otros lugares
Los efectos del megapuerto también arribarán con fuerza a nuestra ciudad capital. Por tanto, es imperativo afianzar vínculos entre Chancay, Lima y el Callao, ajustando los accesos y salidas del suelo que acogerá el nuevo polo laboral y poblacional en el norte de Lima. Ese flamante territorio existe en las Pampas de Ancón y Piedras Gordas con 1,300 ha. aproximadamente de terrenos estatales y desocupados. Ahí el Ministerios de Vivienda programa construir 50,000 viviendas, los ministerio de Industrias y Pro Inversión crearán el Parque Industrial de Ancón, y el de Transportes con la empresa del megapuerto proyectan la nueva vía Chancay-Lima. También llegará a Chancay el tren de Barranca; y por último, la Municipalidad Metropolitana pronto oficializará el Plan de Desarrollo Urbano para Lima Norte.
Falta, sin embargo, conectar ese Ancón desarrollado con el Callao y la Lima Central, que son los mercados obligados de la importación, exportación y gran parte de su producción industrial. En Lima Norte viven hoy más de 1.3 millones de personas que solo se movilizan por la carretera Panamericana Norte, que es estrecha, deteriorada, insuficiente en trazo y sección, deficiente en señalización, congestionada por todo tipo de vehículos (ninguno de transporte público rápido o masivo) y además soporta el tráfico de carga. Es decir, un desastre para la movilidad que se duplicaría en el mediano plazo.
La ATU es el órgano del Ministerio de Transportes que debería resolver esta situación del transporte entre Lima Norte, el Callao y Lima Central. La ATU sin embargo hoy solo exhibe un Estudio de Factibilidad de la Línea 3 del Metro del año 2014, que únicamente llega a Comas, cuando no se concebía el megapuerto de Chancay y por tanto, no se sabía del gran impacto que tendrá en el espacio, vialidad y transporte de Lima.
Ese estudio plantea una Línea 3 del Metro que desde la Estación Central/Palacio de Justicia, en su tramo final arribe a la Estación Huandoy por la Panamericana Norte (zona de Pro en Los Olivos) y de ahí se desvíe hacia el noreste por la av. Chillón-Trapiche (Comas, vecina a Carabayllo) con tres estaciones finales, que era lo correcto hace 10 años. Sin embargo, hoy la situación exige que la Línea 3 (que transportaría 40,000 pasajeros cada hora), desde la Estación Huandoy y con el mismo trazo de la Panamericana Norte, se extienda hacia las Pampas de Ancón, aplazando su desvío por la av. Chillón-Trapiche para otra ocasión.
La estrategia política del Gobierno es atender urgentemente el transporte-vialidad hacia el norte de Lima. Y en ese mandato la ATU, con el apoyo del Gobierno nacional, regionales, las municipalidades metropolitana, provinciales y distritales y con el propio consorcio del megapuerto de Chancay, debería ampliar su Estudio de la Línea 3 posibilitando el acceso-salida de la considerable población actual y futura de los distritos de Lima y del Callao, así como el transporte de la producción del norte. Además se debe reservar en las Pampas las áreas para el terminal ferroviario y buses, patio de maniobras y talleres de la Línea 3, del tren de cercanías Lima-Barranca, de los buses interprovinciales y su transporte rápido masivo, solventando así las demandas que originen el megapuerto, los programas industriales y habitacionales en curso.
La ATU debería asimismo reorientar los recursos previstos para expropiar terrenos privados y municipales en Comas (decenas de millones de dólares), que son áreas distantes e innecesarias para extender la Línea 3 hacia Ancón. Se sabe que por las leyes municipales es expresamente incompatible instalar talleres ferroviarios en sólidas zonas residenciales, así que es capital debería financiar los estudios de factibilidad y definitivos para ampliar la red del Metro desde la Estación Huandoy por la Panamericana Norte hasta Ancón. Se trata de un problema que debe resolver la ingeniería que organice el transporte público y privado, de carga y de pasajeros, masivo y vecinal por esa única vía directa.
La ATU debería asumir con determinación la desafiante tarea especializada de dirigir esta crucial obra de transporte que nos garantice, en los siguientes años, un vigoroso desarrollo urbano en la ciudad capital.
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