Lima y los retos de una “ciudad global”

A propósito de los XVIII Juegos Panamericanos

La realización exitosa de los XVIII Juegos Panamericanos y los VI Juegos Parapanamericanos es un gran reto para la ciudad de Lima para el año 2019. Si se logra una eficiente organización de este evento continental, una impecable organización de todas las disciplinas deportivas y una infraestructura que colme las expectativas de los asistentes, nuestra ciudad capital habrá dado un paso importante para ingresar al grupo de las ciudades globales de segunda generación a nivel mundial. Entre otras cosas será una gran derrota para los pesimistas que, con espíritu parroquial, creen que el Perú no está en capacidad dea organizar esta competencia internacional y que no vale la pena realizar una inversión de cerca de S/ 5,000 millones.

Imaginando una inauguración impecable de los Juegos Panamericanos en julio del 2019, Lima estará en los ojos de todo el planeta, en cientos de canales de televisión, en las redes sociales y con un gran flujo de turistas. Una verdadera vitrina de exhibición de nuestra cultura y oportunidades de inversión. Se cumplirá así uno de los requisitos para que una ciudad capital cumpla con los estándares de “ciudad global”: la capacidad de organizar macroeventos internacionales y recibir un alto flujo de turistas y autoridades.

Pero hay otros requisitos para convertirse en “ciudad global”, como señala la estudiosa Saskia Sassen: tener un aeropuerto que funcione como un hub internacional, con capacidad de recibir un gran flujo de visitantes; un sistema de transporte que soporte la gran expectativa por asistir a todas las disciplinas deportivas y el turismo; modernos centros de convenciones; un puerto de alta capacidad de descarga de barcos; y sobre todo ofrecer una oferta cultural y gastronómica muy singular, atractiva para los visitantes y los propios peruanos que quieran volcarse a conocer más de nuestro pasado histórico y la creatividad artística contemporánea del Perú.

Históricamente las ciudades globales tradicionales que surgieron después de la primera revolución industrial —Londres, New York, Berlín, Roma, Madrid, Río de Janeiro, México, entre otras— dieron un gran salto estratégico en su ubicación internacional y en la transformación de su infraestructur, cuando se propusieron organizar Juegos Olímpicos, campeonatos mundiales de fútbol y otros eventos internacionales del ámbito de la integración política o financiera. Ese es el desafío que enfrenta ahora Lima con los Juegos Panamericanos: organizar con éxito un evento continental y luego intentar realizar, más adelante, una competencia mundial.

Los beneficios económicos y una mejor ubicación geopolítica, en tránsito hacia una ciudad global, no solo se verán en pleno evento internacional, sino también posteriormente, con el prestigio que adquieran la ciudad y el país como lugares de inversiones, la creación de una industria del turismo y el anclaje de instituciones globales que deciden poner sus sucursales en aquellas ciudades que tienen capacidad e infraestructura para organizar una competencia internacional. Los recursos económicos obtenidos por esa nueva ubicación internacional, poco a poco, se sentirán en todas las capas de la población.

Los interesados en que Lima claudique como organizador de los Juegos Panamericanos tienen en realidad una visión economicista y bastante parroquial. Escudándose en una supuesta sensibilidad social, para que los recursos que se invertirán en esta competencia internacional se trasladen a los damnificados de El Niño costero o a otros sectores sociales, ocultan en realidad una visión estrecha de los retos que debe enfrentar nuestra capital en un mundo competitivo. Pero también hay otros supuestos ciudadanos universales a quienes muy poco les interesa forjar una identidad metropolitana moderna, capaz de codearse con otras capitales del mundo. Su prédica de que se prioricen los recursos económicos en los sectores más pobres solo oculta una cínica filantropía.

Por lo pronto, la buena noticia es que hay más de 800 empresas interesadas en participar en la construcción de las obras faltantes de los Juegos Panamericanos, cuyo avance ya bordea el 62% de ejecución. Carlos Neuhaus, presidente de la COPAL, ha señalado que se espera una inversión que supere los S/ 5,000 millones, especialmente en los proyectos de inversión que comprenden a ocho sedes, a los cuales podrán postular las empresas mediante la modalidad de licitación para así iniciar las obras que albergarán a los Juegos en Lima el 2019.

Para desgracia de los agoreros del pesimismo, la infraestructura de los Juegos Panamericanos va tomando cuerpo. Solo esperamos que los procesos de contratación se desarrollen con transparencia y con rigurosas cláusulas anticorrupción.

Neptalí Carpio