Libre y sin consignas

Respuesta a un cargamontón izquierdista y en defensa de la ética periodística.     

Una entrevista matutina con Miguel Santillana ha despertado comentarios inexactos, injuriosos y difamatorios. El economista reveló, esta semana, las movidas de los antimineros contra los más grandes proyectos de inversión, entre ellos Tía María y Las Bambas. Todo lo expuesto por él, según me confió en días previos a la entrevista, se basaba en fuentes acreditadas a las que regularmente tiene acceso. Sin embargo, cometió un error: intentó desacreditar al esposo de la congresista Verónika Mendoza llamándolo "brichero". Quienes estuvimos frente a Santillana, los entrevistadores, debimos hacer una pausa y pedirle a nuestro interlocutor que se retractara, para así seguir con la explicación. Por ese error, mi compañera periodística Mabel Huertas y yo, como conductores de "Buenos Días, Perú", nos disculpamos —al día siguiente de la entrevista— con la legisladora y con el público por el término tan infeliz como desafortunado. Y por todo eso, a Mabel y a mí nos resulta difícil volver a entrevistar a Santillana en televisión y no sentir que, en cualquier momento, insultará gratuitamente a alguien que, por más antiminero que sea, no se lo merece. Nunca el debate económico, ideológico o cualquiera que este sea, debe mezclarse con la diatriba, el barro o el escupitajo verbal.

Sin embargo, el error de Santillana se hace más grande por haber dejado que, con el insulto, la izquierda antiminera haya ganado espacio en redes y en periódicos logrando esta semana relegar el tema de fondo: el peligro en el que están los grandes proyectos y las acciones de ciertos grupos interesados en socavarlos. Pero no voy a hablar más de Santillana, ya que es él quien debe responder por sus dichos y acciones. Ahora, y como nunca lo he hecho, hablaré por mí: una buena cantidad de los comentarios hechos por militantes y simpatizantes de la izquierda han querido desacreditar mi trabajo periodístico. Y eso no lo voy a permitir. Justamente los que salieron a "solidarizarse" con Mendoza aprovecharon el momento para hacer lo mismo que Santillana: usar un insulto como cortapisa para exponer una idea. La señora Rocío Silva, abiertamente opositora a los proyectos de minería formal, cercana a Marco Arana, pretende aparecer ahora como ajena a las protestas. Su cercanía ideológica se extiende al movimiento "Tierra y Libertad", agitador en  Cajamarca y Arequipa, por citar los casos más emblemáticos.

Por eso, y por la cantidad de imprecisiones que ha dicho en estos días, reto a la señora Silva a que se pronuncie contra el boicot a la mesa de diálogo en Islay. Reto a la señora Silva a que se pronuncie contra la paralización escolar indefinida, a consecuencia de las marchas que alienta "Tierra y Libertad". Reto a la señora Silva a que se pronuncie contra la pérdida de S/. 500 mil diarios por las protestas. Difícilmente, la señora Silva condenará la pobreza que asola Islay y que se origina por el entrampamiento del proyecto Tía María; la señora Silva es parte activa de quienes hoy, ante la sociedad, se les reconoce como antimineros. En ese mismo grupo está la señora Marissa Glave, cuya carta enviada a Panamericana Televisión está plagada de inexactitudes y de recriminaciones que se equivocan de destinatarios.

Ambas señoras, Silva y Glave, parecen tener la misma estrategia: desmarcarse de las protestas antimineras ante "el Perú formal"; quizá pensando en los votos del 2016. Pero olvida la señora Glave que ella y su movimiento "Tierra y Libertad" han sido determinantes en la paralización de los grandes proyectos de minería. ¿Ya no recuerda la señora que participó en las marchas antimineras enseñando un cartel que decía "Vida sí, Oro no"? A la señora Glave le enfada que la hayan puesto en el mismo saco con personajes vinculados al Movadef. Yo no tengo la culpa que los rechazos de la señora coincidan con los rechazos que aprovecha el órgano de fachada de Sendero, que eso fue lo que se expuso en la entrevista. Lamentablemente, ella no recuerda que su líder y amigo, Marco Arana, coordinó las marchas del 2011 con Wilfredo Estanislao Saavedra Marreros, a quien se le conocía como el ‘Camarada Rodrigo’. Saavedra ex-integrante del MRTA participó, entre otras barbaridades, en un atentado terrorista en San Marcos, en los ochenta. Que luego Arana y Saavedra se distanciaron por protagonismo, es otra cosa; pero ambos caminaron juntos contra Conga, y Arana es tan antiminero como la Glave. Así ella nos diga hoy que la minería formal "se puede desarrollar siempre que cumpla con criterios básicos de sostenibilidad y licencia social". Porque con ese fraseo avala su discurso contrario a la inversión; y mi crítica a los antimineros está en que inversión privada es lo que justamente el país necesita desesperadamente para salir del enfriamiento que padece nuestra economía.

La señora Glave se ufana de haber luchado contra la dictadura en el Perú. Yo también luché contra la dictadura desde un estudio de televisión, desde las calles cubriendo las movilizaciones que vivió el país en el 2000 y batallando desde el periodismo hasta ver desmoronarse la corrupción que azotó el Perú en los noventa. Y mi confrontación contra las mafias y las mentiras ha sido mi motivación e inspiración en estos 16 años de trabajo periodístico. Tengo la autoridad moral para mirar de frente a cualquiera y decirle en la cara lo que creo libremente, porque mi pensamiento no está atado a ninguna consigna partidaria; esto último creo que la señora Glave no lo podría decir íntegramente, porque sus afirmaciones siempre tendrán el sesgo del partido al que pertenece. Pese a ello, si la señora Glave evoluciona y se logra despercudir de ciertas malas juntas, puede que llegue a liderar la nueva izquierda que el Perú necesita; una sin prédicas tan desfasadas como la lucha de clases. Ojalá, algún día, la señora Glave pueda tirar a la basura esa ideología nefasta; y si la envuelve con el papel donde se imprimen las columnas de un tal Davelouis, la basura se dará por bien servida.

Por Jaime Chincha R.
10 - Abr - 2015