María Cecilia Villegas

Las locas ilusiones

Las locas ilusiones
María Cecilia Villegas
13 de noviembre del 2014

A propósitos de los buenos deseos del CADE 2014 y nuestra dura realidad institucional

Con el lema “Hagamos del Perú un País del Primer Mundo” se inició ayer CADE 2014. Sin duda se aprecian las buenas intenciones y la ilusión de ver al Perú acercarse al umbral del desarrollo, objetivo que según algunos analistas es alcanzable, aunque no estaría garantizado. Pero esto no es más que wishful thinking: buenas intenciones, pero sin sustento alguno.

Diversos expertos en desarrollo como Fukuyama, Levy, North, Wallis y Weingast sostienen que la diferencia entre un país desarrollado y uno no desarrollado es que en el primero existe un orden social de acceso abierto a las instituciones económicas y políticas mientras que en el segundo este acceso está condicionado a características personales y basado en las relaciones entre la élite. En los países desarrollados no importa quién seas, todos los ciudadanos tienen acceso a los mismos derechos. En los países en desarrollo el crecimiento económico no es suficiente para el desarrollo, pues está basado en la exclusión, las relaciones asentadas en privilegios y la apropiación de rentas. Pero además, en los países desarrollados el estado garantiza la igualdad ante la ley, la seguridad jurídica, el respeto al derecho de propiedad y los contratos y controla el monopolio de la violencia.

En el Perú cada día se descubre un nuevo correo acercando cada vez más al prófugo Martín Belaunde Lossio a palacio de gobierno, o una nueva - y bastante cara - consultoría de Nadine Heredia. López Meneses amenaza públicamente al presidente con develar sus vínculos con Montesinos, y sin embargo, el Presidente se niega a presentarse ante la comisión del Congreso que investiga el caso. La economía se tambalea y el Ministro de Defensa ataca en redes sociales a un congresista, a la lideresa del partido de mayoría opositora y a un ex presidente.

Mientras tanto un ciudadano es declarado culpable de parricidio y feminicidio por el cuestionado Fiscal de la Nación, en conferencia de prensa. Convenientemente fue encarcelado cuando algún escandalete apremiaba en palacio, y liberado 74 días después por no existir ni una sola prueba. El expresidente Toledo es investigado en el Perú y en Costa Rica por Lavado de Activos. Y sin embargo el Fiscal de la Nación decide retirar al fiscal encargado del caso. “Estamos dando prioridad a fiscales titulares. Él no es titular sino provisional”, fue la explicación. Pero no es el único. También fue retirado el fiscal del caso Sánchez Paredes a dos semanas de emitir el dictamen final, mientras que la investigación contra el Ministro del Interior por el asesinato del periodista Bustios está detenida.

Martin Belaunde Lossio sostiene que de gratis no se va a entregar. Y que alguien tiene que darle garantías. Y vistas las cosas, si usted, fuese investigado por la fiscalía, ¿confiaría en que se le ofrecerá un debido proceso, justo, imparcial y con la celeridad que el acceso a la justicia amerita?

Lamentablemente, en el Perú la ley no se aplica a todos por igual. Cuando una institución pierde su impersonalidad y sus miembros son parcializados y con claros intereses políticos y/o económicos, todos los ciudadanos perdemos. Perdemos, entre otras cosas, confianza. Y sin confianza en las instituciones dejaremos de recurrir a ellas y resolveremos nuestros problemas directamente. Así, difícilmente el Perú logrará cruzar el umbral del desarrollo, sin importar todas las esperanzas y buenas vibras que en ello ponga el CADE.

Por Ana Luisa Guerrero
(13 - nov - 2014)

María Cecilia Villegas
13 de noviembre del 2014

COMENTARIOS