Rafael Rey

La verdad de una difamatoria sospecha

No se “descubre” lo que es oficial y público

La verdad de una difamatoria sospecha
Rafael Rey
07 de agosto del 2017

No se “descubre” lo que es oficial y público

A quien acostumbra actuar con doblez le pasa lo que al ladrón, que piensa que todos lo son. Así han actuado algunos en las últimas horas al difundir, de forma incompleta y tergiversada, una información convertida en una miserable patraña, que pretende relacionarme con algún tipo de corrupción. Nunca deja de sorprenderme cómo esos difamadores (algunos desde un cobarde anonimato) siempre suponen lo podrido sin presentar pruebas, y en el mejor de los casos “conceden” al acusado la oportunidad de demostrar su inocencia o de reconocerse como sinvergüenza.

Sobre la base de un informe tendencioso escrito por quien, a veces, hace del periodismo el más vil de los oficios, se viene a decir: “Otra corrupción. Se descubre que Odebrecht entregó dinero a ONG de Rafael Rey”.

Disculpen que me vea obligado a mencionar cosas que no acostumbro ventilar en público, pero lo hago para demostrar el embuste:

  1. Pro Educación no es una ONG “de Rafael Rey”. Solo presido ad honorem su Consejo Directivo, y nunca he cobrado siquiera un sol a Pro Educación. Pero además, no solo no soy beneficiario de Pro Educación, sino que, por el contrario, soy su mayor benefactor. Hasta ahora he aportado US$ 97,000 para su programa de becas, que ya ha beneficiado a 1,575 niños y jóvenes necesitados, y otros varios miles de dólares para cubrir sus gastos administrativos. Claro, los acostumbrados a cobrar sueldos y gastos a las ONG de las que viven, piensan que todos hacemos lo mismo.

  2. Con ocasión del torneo de golf anual profondos de su programa de becas educativas, decenas personas naturales y empresas —entre ellas Divemotor, Aceros Arequipa, Redondos, Apoyo Consultoría, Diario Expreso, Revista COSAS, Euroshop, ISIL, Texpima, Flota, Fundación Backus, Nestlé, Nissan, Jockey Plaza, BANBIF, Corp. Lindley y también Odebrecht— colaboraron con sus donativos o auspicios publicitarios. Esta última colaboró con US$ 2,000 y se le extendió el correspondiente certificado de donación, autorizado por y reportado a SUNAT.

  3. No se “descubre” lo que es oficial y público, y calificar de corrupción a una donación como esa —para ayuda social— solo muestra la miserable bajeza de quien lo hace.

  4. En la relación de Sunat en la que se basa la patraña propagada, además de Pro Educación se mencionan otras instituciones con las que Odebrecht colaboró: INEN, Asociación Cultural de Artes, Liga de lucha contra el Cáncer, Confiep, Espacio Azul, Museo de Arte de Lima, etc. El hecho de que en esos casos no se afirme de sus directivos lo que hipócrita y calumniosamente algunos han afirmado de mí, solo demuestra la miserable finalidad difamatoria y dirigida de sus autores.

 

Rafael Rey

Rafael Rey
07 de agosto del 2017

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