Giancarlo Peralta
La UNI y la destrucción del templo
Cardenal Pedro Barreto debe alzar su voz de protesta

Las posiciones políticas de izquierda son enemigas de la fe, de la creencia de la existencia de un ser superior que más allá de su presencia física, sí es necesario creer que existe un ente que represente el sumo de la perfección, porque es aquello que motiva a las personas a mejorar día a día, a perdonarse, resanar y avanzar; sin un referente de perfección es más difícil movilizar las conciencias de las personas.
Las sociedades, a lo largo de la historia siempre han creído y rendido tributo a un ser superior, primero fueron panteístas, donde inclusive se establecía una jerarquía o vínculos de familia, como fueron los dioses griegos y, luego rebautizados por los romanos. En América, se adoró a la luna y al sol entre muchas otras divinidades, representaban el poder, pero también la vida, el renacer o, mejor dicho, el amanecer de cada mañana representaba una nueva oportunidad para hacer mejor lo que se hizo previamente.
Las culturas monoteístas fueron decantando a las divinidades de nivel inferior, a quienes le atribuyeron cualidades semi-humanas, o personas con poderes especiales, también que tenían conductas y debilidades similares a las de cualquier persona. Por eso, fue necesario definir un sustrato que, en el caso del catolicismo se resume en un único Dios con tres manifestaciones a saber: Padre, Hijo y Espíritu Santo. La unidad de la familia, la continuidad del ser y la trascendencia de su enseñanza a través del espíritu divino.
La iglesia tiene por función mantener el culto, la adoración al Santísimo y para que la feligresía tenga espacios de recogimiento y encuentro con el ser superior se construyeron templos -sea cual fuere su dimensión y en concordancia con la jerarquía eclesiástica. Éstas se edificaron al interior de instituciones públicas en reconocimiento al aporte de la iglesia recogido expresamente en los diferentes textos constitucionales de la República del Perú. Por ejemplo, la actual Carta Magna establece en su art. 50 “(…) El Estado reconoce a la Iglesia Católica como elemento importante en la formación histórica, cultural y moral del Perú, y le expresa su colaboración.”). Pero, y sobre todo, por el reconocimiento a que la mayoría de la población expresa profesar la fe católica.
Por lo expresado, sería conveniente que el actual primado de la Iglesia católica, cardenal Pedro Barreto, alce su voz de protesta ante la intención de las autoridades de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) que, argumentando la necesidad de ampliación de la residencia de estudiantes pretende la destrucción de la actual capilla para confinarla, en mejor de los casos, al interior de una sala de usos múltiples, según lo señala la Resolución Rectoral N° 3450-2023-UNI del 7 de noviembre del presente año, documento firmado por Sonia Anapan, Secretaria General y Arturo Talledo, rector encargado.
Una decisión de este tipo no puede haber sido tomada sin el consentimiento del actual rector de esa casa de estudios, el Dr. Alfonso López Chau, quien no ha desmentido su pretensión de convertirse en el candidato presidencial de las izquierdas el 2026 en reemplazo de Verónika Mendoza.
Según la información a la que hemos accedido, la destrucción de la capilla universitaria responde a una decisión política de quienes afirman que se debe desacralizar el campus universitario, de acuerdo con el marxismo-leninismo, cuya posición ideológica se califica a sí misma de materialista, por lo tanto, atea y distante de la religiosidad de la inmensa mayoría de peruanos.
Recordemos que las autoridades de la UNI facilitaron el ingreso y alojaron en el claustro universitario a los revoltosos que, bajo la excusa de la protesta, pretendieron transgredir el orden constitucional y propiciar la instauración de un gobierno al estilo de Cuba o Venezuela o Nicaragua. Por entonces, López Chau, dijo que sólo se permitió el ingreso a estudiantes universitarios procedentes del interior del país; pero, por supuesto, no exhibió ningún registro fílmico que demostrase que se solicitaba carné universitario a quienes recibió y cobijó en una institución que el estado le confía para la formación de profesionales en las ramas de las ingenierías, así como el desarrollo de investigación para propiciar el desarrollo del Perú.
Recordemos que Abimael Guzmán Reinoso, el malhadado cabecilla de Sendero Luminoso, inició en los claustros universitarios la difusión de su ateísmo violento y contrario a todo acto de religiosidad. Es indispensable que los jóvenes estudiantes cuenten con un espacio de reflexión y encuentro con Dios para contar con la fortaleza espiritual necesaria para impedir otro derramamiento de sangre.
Cuando las huestes del terror adoctrinan niños, lo que están haciendo es formar máquinas de matar a su servicio, que no piensen, que no reflexionen, que actúen, que no sientan piedad ni compasión. La religiosidad, en cualquiera de sus expresiones, constituye un mensaje de vida y paz.
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