La troika en un posible gobierno de Perú Libre

Señala el periodista Ricardo Uceda, en un reciente artículo, que el día 15 de los corrientes Vladimir Cerrón, Pedro Castillo y la bancada parlamentaria de Perú Libre habrían llegado a un acuerdo sobre la gestión tripartita de gobierno y una agenda innegociable de tres puntos: asamblea constituyente, negociación de contratos-ley y control estatal de los recursos naturales. El manejo del gobierno a través de esta troika es lo natural; sin embargo, surgen varias interrogantes. 

La primera, ¿qué tan alineados al marxismo-leninismo están? Aparentemente, Castillo tiene una posición más centrista que la de Cerrón, lo que falta saber si eso es una percepción o la realidad. Por el momento es aventurado afirmarlo. Hay señales en ambos sentidos; el profesor ha dado mensajes de tolerancia y se ha rodeado de la izquierda urbana de Verónika Mendoza; en sentido contrario está su inasistencia a la marcha del pasado sábado, que según rumores se debió a una exigencia de Cerrón. 

Es de público conocimiento que Cerrón considera que la izquierda que aglutina Mendoza es capitalina, urbana y “caviar”. A esto se suma, que el reciente operativo de detención de lo que han llamado “Los dinámicos del centro”, se lo atribuyen a esa izquierda, para aislarlo del profesor y hacerse del gobierno. En ese contexto, la pregunta del millón es: ¿dejará la troika ingresar a los técnicos de Mendoza? Todo indica que la posibilidad es remota, pero surge otra interrogante ¿quiénes serían los convocados para gobernar? Por el momento no hay respuesta. 

Sobre los tres puntos considerados indispensables es importante saber qué tan posible es que lo logren, pues la participación parlamentaria de Perú LIbre es de tan solo 37 de 130 congresistas, lejos de conseguir mayoría. La convocatoria a una Asamblea Constituyente, que entra en la categoría de reforma total de la Constitución de 1993 y sus modificatorias, si se logra obtener consensos para su convocatoria, por los plazos se estaría convocando en el mes de abril del próximo año. Es decir, ocho meses después de asumir el mandato. Si en ese lapso de tiempo la gestión de gobierno no tiene logros, los convocantes serán minoría en la Asamblea.

Las herramientas que tienen para hacer proselitismo son los otros dos puntos que han declarado inamovibles: negociación de contratos-ley y control de los recursos naturales. Sobre los primeros, la consecución de acuerdos no es tarea fácil, lo que incentivará a una ruptura unilateral a la boliviana, ecuatoriana o argentina. Podrá ser recibido con algarabía, pero las consecuencias futuras de demandas internacionales serán muy costosas.

En cuanto al control de los recursos naturales por el Estado, pasa por modificar leyes orgánicas, lo que requiere 66 votos en el Congreso, difíciles de conseguir por la dispersión partidaria de la conformación en las bancadas. Habrá vocación de hacerlo manu militari, que sería la ruptura de la legalidad. Puede haber la tentación de seguir el ejemplo de Martín Vizcarra y cerrar el Congreso, que sería una vía forzada. 

En este complejo escenario, de llegar Castillo a la presidencia, su tarea primordial será convencer a la troika de la conformación de un gabinete con personas que sean oídas en las antípodas, e irse por los cauces de respeto a la ley para implementar sus tres objetivos planteados. Por el lado de la oposición, si hay una predisposición al respeto de la legalidad por parte del gobierno, por más discrepancia que haya en los temas a debatir, mal harían en practicar un obstruccionismo irracional para buscar la caída del régimen. Es el momento de poner en práctica la democracia que tanto se predica.