Tino Santander
La rebelión democrática en marcha
Sobre las protestas políticas contra el Régimen Laboral Juvenil
El gobierno de Ollanta Humala cada día pierde legitimidad popular, es decir no cuenta ni con el consenso ni la adhesión que aseguren la gobernabilidad. Tendrá que gobernar por medio de la fuerza y la prepotencia de la represión policial ante la rebelión de diversos sectores de la población. El 2015 será el año de las masivas movilizaciones sociales que reclaman soluciones a problemas específicos. Además, es un año preelectoral en el que la demagogia y la fantasía brotarán en todo su esplendor.
¿Qué hace un gobierno para perder legitimidad? Primero, gobierna autoritariamente. Es el caso de Ollanta Humala. El estilo de cuartel es evidente en todos los actos del presidente. Muchas veces es antidemocrático y ordinario en sus expresiones con la población. Segundo, la constante confrontación política del presidente con todos los que piensan diferente impide consensos y adhesiones a la política gubernamental. Tercero, la protección a la corrupción: la evidente defensa del íntimo de la “pareja presidencial”, Martín Belaunde Lossio, es la impunidad que encoleriza a la población en todos los casos de corrupción. Y, por último el retroceso en el crecimiento económico golpea a los sectores populares que cada día tienen menos empleo y sienten el alza de precios en los mercados populares.
El próximo año el Perú puede estar al borde de la insurgencia o una masiva rebelión popular. La chispa que encienda la pradera podría ser la inpolítica ley del “empleo juvenil” que es una medida aislada en la lucha contra la informalidad. Esta ley evidencia sin querer la desigualdad en el Perú. Mientras algunos privilegiados tienen derechos laborales, los jóvenes deben empezar su vida laboral con derechos recortados porque nunca tuvieron nada. El debate desde las cifras parece esconder la improvisación de la misma. Piero Guezzi, Ministro de Producción, señala que “este es un experimento social”. Los tecnócratas del MEF, abundan en datos estadísticos. Incluso la matonería cuartelaría del Presidente: “Los jóvenes deben pagar derecho de piso”, demuestra que políticamente van sin rumbo. No se crea empleo a través de leyes. Esa es una ilusión velasquista que recuerda “decretamos el socialismo”. El empleo se crea con inversión pública y privada.
Los jóvenes son la vanguardia de las grandes transformaciones políticas. Hoy tienen una bandera de lucha. Luchar contra “la discriminación laboral”. Puede haber mil argumentos económicos que señalen que esta ley no es discriminatoria, pero sus supuestos beneficiados no lo sienten así. Es falso decir que la “oposición” está detrás de la movilización juvenil. Menos que fue convocada por sectores “radicales”. Simplemente este es un gobierno incompetente que no hace política. Mao decía que la política significa “batir el campo”, es decir, buscar consensos, adhesiones para ejercer el poder. La incultura política del presidente, su escasa formación democrática, llevan al gobierno a enfrentarse con el sector más sensible de la población. Los jóvenes son capaces de convocar a todo el pueblo y acabar con el gobierno de Ollanta Humala. No tienen idea del poder juvenil en la historia política.
¿Qué Hacer? Los jóvenes ya derrotaron políticamente a Ollanta Humala. Han separado el trigo de la paja. Al gobierno le queda el camino de derogar la ley, convocar a todos los sectores políticos y lograr consenso en un paquete económico, tributario y social contra la informalidad. Tener una política de estado. Claro, es una utopía, pero es el único camino legítimo para los demócratas. En la calle está en marcha una rebelión popular sin precedentes. Debemos escoger por dónde vamos.
Por Tino Santander Joo
(23 - dic - 2014)
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