La fundación de Lima

Celebramos el 490° aniversario de la fundación española de nuestra ciudad, acto que tuvo lugar el lunes 18 de enero de 1535, cuando Francisco Pizarro eligió este valle y lo prefirió a la posibilidad de establecer la nueva urbe ya fuera en Jauja o Pachacámac. Eligió la zona en la que señoreaba Taulichusco porque presentaba todas las condiciones necesarias para iniciar ahí su gobernatura.  Cabe recordar que luego de sus viajes a España, en donde presentó los resultados de su aventura americana, el 26 de julio de 1529, la reina Isabel, con la autoridad extendida por el rey Carlos I, suscribió la Capitulación de Toledo, que puede entenderse como un contrato formal entre la corona y Pizarro, autorizándole la conquista de la denominada entonces provincia del Perú o Nueva Castilla y se le extendieron los títulos de gobernador y capitán general de esas tierras.

Años tomó avanzar en el conocimiento y control de los territorios asignados, no sin enfrentamientos, violencia, desentendimientos y un intenso proceso de aculturación, hasta que debió Pizarro establecer una sede de gobierno central, para lo que eligió el valle del Rímac. Cabe señalar que habían transcurrido más de tres años en la búsqueda de ese lugar fundacional, y es por ello que Pizarro envió a Hernando de Soto para que le informara sobre los valles en la zona costera lo que, de alguna manera, definió la decisión.

Con la ayuda de Nicolás de Rivera, Diego de Agüero y Francisco Quintero, entre otros muchos, se elaboró el diseño de la ciudad estableciendo el sistema de damero a partir de la definición del emplazamiento de la Plaza Mayor o Plaza de Armas, la catedral y el lugar para la sede de gobierno.  Así se proyectó, desde el punto de vista urbano, la Ciudad de los Reyes, proponiendo un gran espacio urbano ordenado que tendría más de 100 manzanas aunque en un primer momento, solo se ocuparon unas 17 de ellas, incluyendo los solares destinados a las autoridades, las sedes administrativas, las órdenes religiosas y a los notables del momento.

Hoy, Lima apuesta con fervor y entusiasmo por recuperar y mantener algo de su fisonomía tradicional, la misma que ha ido cambiando con el tiempo y adecuándose a distintos estilos, tendencias y modas arquitectónicas. Hoy es una ciudad en donde el Perú íntegro está representado, es una ciudad multicultural, una fiesta de la pluriculturalidad que es la esencia del mismo país, un espacio en donde todos podemos y debemos vernos y encontrarnos. 

En 1991 Lima fue declarada ciudad patrimonio cultural de la humanidad y desde entonces, de manera oficial y formal, el Estado Peruano tiene obligaciones que cumplir respecto a la conservación, restauración, mantenimiento e investigación del área declarada por la UNESCO, habiéndose identificado no menos de 600 monumentos que hablan de su riqueza arquitectónica y que contienen elementos de los orígenes nativos y locales, de  la presencia española y de los aportes europeos en nuestra urbe.  Las gestiones ediles han manifestado una decidida conducta en favor de recuperar esos valores únicos de nuestra hermosa capital y convertirlos en una herencia conocida y querida por todos, siendo la acción de ProLima, realmente de destacar y hoy en día, el centro de nuestra ciudad capital, renace y vive con alegría y esperanza al reflejar el sentir de toda una Nación.

Existe un importante Plan Maestro del Centro Histórico de Lima, que busca tener criterios definidos que orienten las acciones que se van tomando hasta el 2035, en que deberá hacerse una nueva evaluación; no dudo que será muy positiva pues es fácil notar la voluntad de que los planes de trabajo, acciones y propuestas, busquen el bien y la conservación de ese tesoro urbano que es nuestra ciudad.  El Plan Maestro se hizo con el concurso tanto de los más destacados especialistas nacionales e internacionales a fin de que nuestra ciudad cuente con una guía que oriente a los funcionarios y autoridades en los pasos a dar y lograr que sea una realidad la preservación de ese carácter único y extraordinario que tipifica a nuestra Lima, que debe ser entendida no solo como un monumento, sino como una realidad humana que enfrenta, sin duda, graves conflictos y no pocas dificultades pues la antigüedad es a veces un tesoro y otras un gran reto y, la modernidad, arremete sin respeto por lo que la responsabilidad que se imponen las autoridades es ardua y constante.

Defender Lima es tarea de todos y defender significa proteger; proteger significa conservar; conservar significa cuidar y por lo tanto, amar y todo ello no puede ser responsabilidad exclusiva de las autoridades de turno, es una obligación de todos aquellos que vivimos aquí y que la queremos hermosa, atractiva y feliz.

Y al reconocer nuestro amor por Lima no podemos dejar de mencionar con orgullo y alegría que fue en la Plaza Mayor en donde don José de San Martín proclamó con toda solemnidad, rigor y convicción la independencia del Perú del yugo español, ese soleado aunque invernal domingo de julio; fue acá en donde los miembros del Cabildo suscribieron el Acta de la Independencia, nuestro documento fundacional y en donde los gremios firmaron la Jura de la Independencia, manifestando su adhesión a la causa de la libertad.

En estos 204 años de vida independiente, Lima ha visto formarse, crecer y desarrollarse a nuestro país; ha visto los tiempos de luces y de sombras, ha visto éxitos y fracasos y ahora, nos toca apostar por un futuro digno para la ciudad y un tiempo venidero mejor, para todos los peruanos.

La independencia no es ni podrá ser considerada jamás como un punto de llegada: es el punto de partida para el futuro permanente, es el punto en donde se marca el inicio del sueño fundacional y desde donde podemos contemplar estos 204 años con miras a que sean en lo bueno, un estímulo para mejorar y en lo malo, un acto de reflexión para evitar.

Feliz día Lima querida, Lima de mis amores.