Tino Santander

La corrupción de la corrupción

Ignorar la dramática situación en que viven millones de peruanos

La corrupción de la corrupción
Tino Santander
17 de febrero del 2020


La peor corrupción es ignorar en el debate político actual la evidencia de la pobreza, la desigualdad y la exclusión en que vive la inmensa mayoría de la sociedad peruana. Da vergüenza ver como representantes del estado, de la “élite” política, empresarial, periodística y de la academia se enfrascan histéricamente en un debate sobre la corrupción económica y la inseguridad ciudadana pero se saltan a la garrocha y no se refieren al drama de millones que no tienen qué comer, ni medicinas, ni tampoco un trabajo digno que les sirva para vivir. Que viven hacinados en verdaderos campos de concentración en los desiertos y los cerros que rodean las principales ciudades del país.

Seis millones no fueron a votar en este proceso electoral celebrado recientemente en el Perú. Fueron más numerosos que las multitudes que salieron a las calles en Chile, con violencia inusitada, para rebelarse contra el sistema político y económico que los rige. Los votantes peruanos también se rebelaron y su conducta fue premeditada, voluntaria y, como los chilenos, rechazaron con determinación un sistema que no les sirve. Prefirieron pagar sus multas que ser comparsa de una elección inútil, pues votar hubiera significado dar su confianza a una democracia en la que no creen. Fue la mayor ausencia masiva de votantes que se haya registrado en una elección nacional. Este hecho olvidado por los llamados analistas corrobora que la peor corrupción de los que mandan es no escuchar la voz y los sentimientos del pueblo que se negó a darles su voto. La élite para esos peruanos representa la corrupción de la corrupción.

En esta situación de rechazo a la élite la lucha contra la corrupción es percibida como barrera y justificación para no entrar en el debate sobre el dramático estado de abandono en que viven millones de personas y familias. ¿Cómo entonces es posible que todavía se atrevan y vayan los políticos a pedirles sus votos? La respuesta es que solo el 40% del universo de votantes eligió al congreso que entrará próximamente en funciones.

No existe liderazgo que asuma en las actuales circunstancias las urgentes demandas sociales; que lo haga con el talento y la capacidad de conducción política que requiere el país. El combate a la corrupción es imprescindible, pero no es la única causa de un pueblo que pronto puede estallar con ira y hacer justicia con sus propias manos.

El Perú se divide en dos mundos: el primero es el de los políticos que se persiguen y viven de la lucha contra la corrupción y sueñan con comisarías, prisiones preventivas, codinomes y, juzgados penales; el otro mundo, es de los diez millones de peruanos sin agua ni desagüe; de los millones de campesinos sin acceso al crédito agrario, de los millones de ciudadanos agobiados por las altas tasas de interés de las tarjetas de crédito; de los jóvenes sin derechos laborales, de los desnutridos y anémicos, de los hospitales sin medicinas y colapsados en todo el país; de los peruanos que quieren separarse del Perú formando otro estado que les permita acabar con las cúpulas limeñas. Ese es el mundo real que lucha verdaderamente contra la corrupción.

Tino Santander
17 de febrero del 2020

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