Arturo Valverde

La CCCP y los escritores

La libertad creativa en un régimen totalitario

La CCCP y los escritores
Arturo Valverde
05 de mayo del 2021


Me gustaría creer que todos aquellos que amamos la literatura compartimos el mismo afecto por la libertad, sabiendo que cualquier restricción a esta última representa una barrera a la creación. Quiero creer, además, que quienes se dedican a la literatura comprenden el valor de la libertad para ejercer tal oficio. ¿Quién puede escribir con las manos atadas a la espalda?

El Archipiélago de Gulag nació de la experiencia de Soljenitsin y los campos de concentración durante la Unión Soviética. Recordemos que, como el mismo autor lo menciona, el manuscrito se publicó después de que fuese encontrado por los miembros de la seguridad del Estado. Como él, en su momento, otros intelectuales rusos se vieron afectados por el régimen totalitario de la Unión Soviética: Mijail Bulgákov, Maxim Gorki, Boris Pasternak, entre otros. Y me permito citar estos nombres, no solo por su importancia en la historia de la literatura universal sino también porque creo que pueden servirnos para reflexionar sobre lo que significa escribir bajo un régimen que se caracteriza por ser enemigo de la inteligencia. 

Por tanto, no puedo ocultar mi enfado cuando se publicitan las siglas CCCP de la manera en que se exhibiría la marca de una bebida gaseosa, sabiendo lo que representó para muchos escritores y sus obras. ¿Cómo se puede entender que en pleno siglo XXI, y con las lecciones que nos brinda la historia, todavía se crea en que el comunismo puede ofrecer las libertades que requieren un artista o creador para desarrollar su oficio sin limitaciones? 

Yo creo que en nuestro país, antes del escenario electoral de este año 2021, existió una suerte de reglaje en las redes sociales y a través del Estado para limitar la libertad de expresión. Siento que aquello fue una suerte de antesala para lo que nos tocaría vivir a todos los peruanos en caso se imponga y se amplíe este sistema de restricciones. Así, pues, si anteriormente una cuenta anónima en las redes sociales actuaba como un agente de la SS nazi o un agente de la Gestapo –con el objetivo de saber cuándo se publicó un mensaje, a qué hora, de qué lugar–, en adelante este sistema podría afectar a todos, sin excepción. No me extrañaría que incluso los perseguidores acaben perseguidos.

Germán Arciniegas, escritor colombiano, dijo alguna vez: “En Colombia se puede decir de todo, menos la verdad”. Yo tuve esa sensación en algún momento en mi país. Arciniegas tiene una obra que recomiendo a quienes están en la etapa universitaria: El estudiante de la Mesa Redonda, donde también podemos encontrar las dificultades que tuvieron que enfrentar diversas mentes ágiles para emprender sus proyectos. ¿Encontraremos alguna semejanza entre las adversidades que enfrentó un estudiante del siglo XVI con uno de esta época?

Se repite desde tiempos de Jesús que solo la verdad nos hará libres. Y no imagino a ninguno de sus apóstoles siendo sometidos por los fact checkings, o revisando con un algoritmo si lo que predicaron ayer era cierto o no. Ni que al día siguiente una alianza de medios de comunicación dijera: “Jesús mintió en el Anfiteatro griego: la lógica está por encima del amor”. 

Queridos lectores, si amamos la literatura, amemos de la misma manera a la libertad. Sin ella la creación se vería limitada; y sin libertad, usted no podría leer este artículo ni yo podría publicarlo.

Arturo Valverde
05 de mayo del 2021

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