Úrsula Letona

La Alameda de la Reconciliación y la Tolerancia

Justo homenaje a quienes lucharon por brindarnos un país pacífico y próspero

La Alameda de la Reconciliación y la Tolerancia
Úrsula Letona
09 de julio del 2018

 

“La tolerancia es un constituyente de la democracia en cuanto es necesaria para que pueda existir una administración democrática del poder político”
(Eduardo Fuentes)

La tolerancia es un concepto que se basa en la necesidad de tomar en consideración las manifestaciones de la identidad personal derivadas de la libertad de cada ser humano. Asimismo, involucra la capacidad de deliberar y actuar como ser social, lo que nos permite resistir determinadas reglas morales preexistentes o las presiones de las personas que pretenden inducir el cambio hacia determinadas prácticas sociales. Tal resistencia se genera sin que el interlocutor o el grupo que asume la práctica social vigente castigue esta forma de actuar, sino que —por el contrario— exprese receptividad, porque se entiende que la tolerancia es eminentemente constructiva.

Las premisas de la tolerancia que hemos señalado se han perdido en un gran segmento de nuestro escenario político. Entre los muchos elementos de evidencia, tenemos la reacción que se ha generado desde la izquierda peruana sobre la posibilidad de la construcción de una Alameda de la Reconciliación, planteada por la Municipalidad Metropolitana de Lima y secundada por el Congreso de la República y varias personalidades. También en la pretendida interpretación que señala que, desde un sector de la sociedad, se pretende reescribir nuestra historia otorgándole una determinada perspectiva. esta interpretación desconoce que la historia puede tener múltiples perspectivas y explicaciones, como ha ocurrido con diversos acontecimientos históricos.

Solo para citar un ejemplo, mencionemos a determinados precursores de la independencia del Perú, que en realidad no lo fueron por principios, pues inicialmente apoyaron la causa de la corona española. Pero ante los acontecimientos y evidencia de la irreversibilidad del proceso independentista, tomaron esta última bandera. El devenir del tiempo y la mayor información de los hechos y acontecimientos históricos han generado una perspectiva muy diferente respecto de la que se tuvo en el pasado. Con ello solo queremos afirmar que la historia no es unilineal, y mucho menos puede darse desde una sola visión.

La Alameda de la Reconciliación pretende manifestar una perspectiva de los acontecimientos ocurridos en nuestro país entre los años ochenta y el 2000. De lo ocurrido en esta época podemos destacar algunas conclusiones controvertidas del Informe de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, que como todo documento redactado por seres humanos ha consignado datos que muchos consideramos incompletos y hasta errados, respecto de lo que realmente ocurrió en el Perú con los grupos terroristas Sendero Luminoso y MRTA.

Las críticas que han surgido, especialmente desde la izquierda peruana, se justificarían en la necesidad que tiene dicha opción política de mancillar la política antiterrorista y el éxito de la lucha nacional contra el flagelo que significó el terrorismo en el Perú. Esa ha sido su bandera en los últimos años, sin importarles llegar a la verdad, sin importarles sepultar en el silencio a héroes de esta etapa de nuestra historia, sin importarles acusar de abusos a todas las Fuerzas Armadas y a la Policía Nacional.

Debe ser cierto, y existe evidencia diversa, de que así ocurrió: miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional, ensuciando el uniforme que debían defender, cometieron delitos y violaron los derechos humanos de pobladores a los que también debieron proteger; incluso los derechos humanos de desalmados asesinos terroristas, siendo estos abusos casos aislados. Pero ello no puede significar en modo alguno un desconocimiento del trabajo honesto y sacrificado que cumplieron institucionalmente nuestras Fuerzas Armadas y Policía Nacional, así como la gran mayoría de sus miembros.

Es justamente este sentimiento de reconocimiento el que motiva la creación de la Alameda de la Reconciliación. En ese lugar se rendirá homenaje a todos aquellos que en forma silenciosa lucharon por brindarnos un país pacífico y próspero, aquellos que lucharon contra la barbarie terrorista, aquellos que migraron huyendo, aquellos que quedaron con secuelas físicas o psicológicas, aquellos que perdieron familiares (hijos, padres, hermanos) y aquellos que perdieron su propia vida, sacrificándose por sus compatriotas. No solo militares y policías, sino también los miembros de los Comités de Autodefensa, de las Rondas Campesinas, los comuneros, los campesinos, las autoridades; en general a todos y cada uno de aquellos que no se hayan sentido reconocidos y reivindicados por el Estado peruano. A todos ellos nuestro más sincero reconocimiento y agradecimiento.

 

Úrsula Letona
09 de julio del 2018

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