Tino Santander
Juego de espías
Verdadero amor a la patria es mejorar educación, salud, vivienda, en Perú y Chile.
James Bond el agente encubierto 007 con “licencia para matar” nos divertía con las misiones que le encomendaba el gobierno británico contra los “malvados del mundo”. Jason Bourne, otro espía de élite de la CIA norteamericana, entrenado para asesinar, espiar y desaparecer sin dejar rastro. Actuaba en nombre de la libertad y la democracia. Claro, estos son “personajes de ficción”.
Los espías reales están dedicados a observar, escuchar y obtener toda la información posible que les interese. Pertenecen a los sistemas de inteligencia que buscan información referida a amenazas, riesgos y conflictos que podrían afectar la seguridad exterior e interior del país.
El mundo de los espías y las agencias de inteligencia mundial se mueve por objetivos de “estado”. Invocan la “razón de estado” (de la expresión francesa raison d´état), que se refiere a los motivaciones secretas que tienen los gobernantes para tomar determinadas decisiones de interés público, aun cuando estén reñidas con la “ética”. Muchas de ellas son ilegales.
El gobierno norteamericano espía las comunicaciones de Ángela Merkel, Primer Ministro alemana, miembro de la OTAN. El agente Edward Snowden difunde los secretos del espionaje masivo norteamericano. ¿Desató una crisis mundial? NO. ¿Los presidentes y primeros ministros europeos “vejados”, “espiados”, mandaron notas de protesta? NO. Las agencias de inteligencia norteamericana espían de oficio. No importa que proporcionen deliberadamente información falsa para iniciar una campaña mediática que justifique una guerra. Ejemplo: “Irak, posee armas de destrucción masiva que son un peligro mundial”. Mentira, solo querían controlar el petróleo iraquí y reflotar su industria de guerra. ¿El juego de espías entre chilenos y peruanos obedece a “razones de estado”?. NO. Sin embargo, los militares chilenos y peruanos se disputan la información de su potencial o debilidad militar. No creo que solo los chilenos espíen. Políticos peruanos y chilenos niegan los hechos. Somos “estados amigos” señalan. No existe amistad entre estados. Solo intereses económicos, comerciales, y políticos.
Los militarismos chileno y peruano estimulan estos hechos patéticos para demandar un mejor presupuesto y enfrentar la “amenaza chilena” o el “irredentismo peruano”. Siempre detrás de cada juego de espías hay un presupuesto para conocer más del “potencial enemigo”.
Por otro lado van los pueblos. En Chile, hay aproximadamente 200 mil peruanos que viven, trabajan, envían dinero al Perú. Han llevado la comida peruana, las festividades religiosas, culturales y se han integrado a ese país con muchas facilidades del gobierno chileno. Al Perú, llegan miles de chilenos a conocer el País. El destino principal es Cusco. Sin embargo la fiesta de La Candelaria, en Puno, recibió aproximadamente 80 mil turistas de los cuales 35 mil eran chilenos que bailaron, comieron y bebieron con los puneños en una fiesta inolvidable por su colorido, belleza y arte. Mientras los gobiernos juegan a los espías los pueblos fraternizan. Nada puede impedir la integración de los pueblos. El comercio, la circulación de los ciudadanos peruanos y chilenos cada día crece. Desaparecen los estados nación como “comunidades cerradas”. El mundo contemporáneo es un culto a la diversidad cultural, a entender la belleza de lo diferente.
El nacionalismo es un negocio de los vendedores de armas. El verdadero amor a la patria está en mejorar la educación, salud, vivienda, en el Perú y Chile. En poder afrontar juntos el desafío económico mundial de los próximos años. Lo demás son cuentos, ficciones y mentiras cuando se fracasa en el gobierno.
Por Tino Santander Joo
24 - Feb - 2015
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