Jorge Varela

Izquierda progresista y procapitalista inclusiva

Se aleja cada vez más del socialismo tradicional

Izquierda progresista y procapitalista inclusiva
Jorge Varela
14 de mayo del 2024


La izquierda democrática en su afán por adaptarse a los tiempos actuales está en proceso de vestir nuevos ropajes ideológicos, más sexys y livianos que el confeccionado por los padres diseñadores de la tradicional moda marxista; incluso sus jerarcas trabajan para cambiar su vocabulario duro, denso y arcaico, por uno más suave y delicado. “Los nuevos retos demandan nuevos conceptos, nuevas palabras”, han dicho. ¿Le suena el término “progresismo”? ¿Sí? Ha ganado un premio. 

Miembros del viejo socialismo, de la vertiente socialdemócrata, sectores de la centro-izquierda fatigada, demócratas denominados radicales, sin serlo, más una tribu de militantes cobijados en movimientos que han rotado alrededor de frentes diluidos y que deliran como si fueran neoizquierdistas inspirados en Marx e intelectuales orgánicos contemporáneos, pero que no tienen conocimiento profundo de lo que implica ser marxista-leninista, están comenzando a declararse “progresistas”. El progresismo es ese ungüento maravilloso que mitiga las fatigas de la revolución en estado de coma, cura las heridas y disimula las arrugas del espíritu. ¿Es también la palabra talismán del zorro rojo que anda de cacería?

Desplazamiento de las categorías 

¿Estamos ante el nacimiento de una ‘izquierda progre’ que cambia de colores, según la ocasión? Luis Winter, diputado oficialista, ha dicho que “el presidente Boric en este momento es un socialdemócrata, con un programa socialdemócrata, porque se han corrido las categorías” (declaraciones a Teletrece, 5 de mayo de 2024).

¿Qué les aconteció a estos sepultureros que gritaban la muerte del neoliberalismo? ¿Tan pronto se olvidaron de Mariana Mazzucato, de Thomas Piketty y otros? ¿Se trata solo de una declaración de intenciones que pretende tranquilizar a los incautos? ¿Es el temor que genera el aire gris que se respira en las calles y hogares inseguros de un país que tiene graves dificultades para avanzar en paz? o ¿es el apetito no disimulado de continuar disfrutando del poder que se les escabulle día a día?

Readecuación de posturas 

Un mes antes, como constatación del notorio fenómeno de postración que afecta al cuerpo del socialismo chileno, apareció un documento titulado: “Manifiesto del Socialismo Democrático”, suscrito por un grupo importante de dirigentes. En él, para superar el desánimo, sus redactores sostuvieron: “se requiere de una fuerza progresista que sea capaz de crear, antes que una sociedad que profundice la democracia y la justicia social, el horizonte de sentido que la sustenta y buenas razones para justificar las luchas que nos acercan hacia ese horizonte” (2 de abril de 2024).

Según los autores, “demás está decir que este movimiento… no es un movimiento automático hacia el socialismo, sino más bien una orientación hacia una sociedad en la que se incorporan principios socialistas en el propio funcionamiento del capitalismo (en este caso no neoliberal)”. 

Quien ha escrito coincidentemente en un sentido paralelo es el excandidato presidencial izquierdista Marco Enríquez-Ominami: “Los progresistas creemos en la competencia… somos de izquierda, pero no somos antimercado ni anticapitalistas. Para nosotros el capitalismo es el modo de producción. No existe otro en el mundo”. Enseguida matiza: “El Estado, en el sistema capitalista, tiene que tener un rol central” (columna “Ganar ganando. Mi respuesta a la columna de Paniagua y Santana”. El Mostrador, 18 de abril de 2024).

Está clarísimo: la distancia entre capitalismo regulado y socialismo democrático se ha tornado difusa. “Se han desdibujado los conceptos de capitalismo y socialismo tradicionales, conformados en el siglo XX”. "El socialismo real fracasó, también el capitalismo neoliberal”. (documento citado)

Recomendaciones para una izquierda en tránsito 

¿Y si los nutrientes del progresismo en expansión resultan insuficientes para levantar al socialismo postrado? ¿Habría que volver al lenguaje duro?

La filósofa Wendy Brown, autora de “En las ruinas del neoliberalismo”, dice: “La izquierda tiene que aprender a desarrollar un atractivo espiritual y emocional…una visión que tenga sentido para los corazones de la gente, no solo para sus cerebros” (ella no utiliza el término ‘pensamiento’). “Debe aliviar las heridas de la gente, no solo para lo que se imagina que son sus intereses. La derecha ha sido mucho mejor en esto durante los últimos treinta años” (entrevista en Perfil, 27 de noviembre de 2021).

Es en esta dirección pragmática-emocional que la izquierda debería desarrollar un pensamiento convincente, si quiere crecer, si quiere ser la expresión triangulada de un socialismo inclusivo.

Jorge Varela
14 de mayo del 2024

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