Martin Santivañez

Intelectuales

Impugnan toda religión, salvo la que ellos promueven

Intelectuales
Martin Santivañez
31 de julio del 2019

 

Paul Johnson escribió un libro impagable titulado Intelectuales, en el que disecciona la vida de muchos de los supuestos apóstoles de la razón falsamente progresista, que se presentan como los guías morales de la humanidad: Rousseau, Marx, Sartre, etc. Efectivamente, en tiempo de paz y más en época de guerra cultural, los “intelectuales” intentan desempeñar su rol de guías sociales presentando sus ideas como innovaciones reformistas o revolucionarias. Aunque proclaman independencia, los “intelectuales” del falso progreso no son almas libres en busca de la justicia, son reos de la ideología. Han reemplazado a los sacerdotes en su papel de profetas de la verdad revelada. Antes, esta verdad estaba anclada en una religión. Ahora, los “intelectuales” crean su propia verdad que difuminan en un ambiente de creciente relativismo. Por eso se desdicen y equivocan con frecuencia.

No han faltado los intelectuales en nuestro país que se han dedicado a aconsejar a los peruanos sobre las bondades de tal o cual candidato. La mayor parte de ellos, adscritos a la izquierda o al liberalismo posmoderno, apostaron por Toledo, Humala, Villarán y PPK. Luego, al igual que los “intelectuales” de otras latitudes, denunciaron haber sido traicionados y culparon de mala voluntad a los que no piensan como ellos. La capacidad de los “intelectuales” para culpar al prójimo es infinita. Los “intelectuales” nunca se equivocan. Siempre tienen la razón. Aunque la historia y la realidad los contradicen los “intelectuales” construyen una “narrativa” que transforma la historia en “memoria histórica”; esto es, en la interpretación de la realidad, no en la realidad per se.

El nuevo evangelio del progreso necesita de sus falsos profetas. Toda religión laica necesita un sacerdocio político. Los sacerdotes antiguos eran siervos e intérpretes de los dioses. Los “intelectuales” son dioses ellos mismos. Divinizan su opinión. Su palabra es “eterna” hasta que la cambian, cuando sus diagnósticos y remedios fallan. En tanto modernos Prometeos impugnan toda religión y toda verdad absoluta, salvo la que ellos promueven en el colmo de la arrogancia. “Aman tanto a la humanidad que quieren hacerla a su imagen y semejanza”, dice Paul Johnson. Estos maestros de la humanidad explotan la culpa de los privilegiados (hay que ver cómo los nuevos burgueses peruanos aplauden los ucases de los intelectuales) y hacen pasar, ante la opinión pública, propaganda por información, doxa por episteme. Serviles al poder (no son pocos los que los llamaron “mandarines” de la cosa pública) los “intelectuales” crean el discurso necesario para aquel que busca perpetuarse en el poder, sin importar que hace unos años ellos se opusieron a un contexto semejante con parecida actuación. Su papel legitimador (Toledo, Humala, PPK, etc.) ha sido decisivo para modelar la voluntad popular que exige toda democracia. Si hay responsables de lo acaecido, ellos están en primera línea.

Mucho de lo que está sucediendo en el país se debe a estos “intelectuales”. No son maestros de la verdad. Son profetas de la mentira y el odio.

 

Martin Santivañez
31 de julio del 2019

NOTICIAS RELACIONADAS >

¿Quién quiere destruir la Constitución de 1993?

Columnas

¿Quién quiere destruir la Constitución de 1993?

Detrás de toda construcción política existe una i...

26 de septiembre
Un cinco de abril jacobino

Columnas

Un cinco de abril jacobino

  La interrupción de un proceso democrático tiene ...

11 de septiembre
Autocracia o República

Columnas

Autocracia o República

  El imperio de la ley es la característica fundamental d...

04 de septiembre

COMENTARIOS