J. Eduardo Ponce Vivanco

¿Hemos olvidado el yugo del terrorismo?

Estamos a punto de destruir lo que tanto nos costó levantar

¿Hemos olvidado el yugo del terrorismo?
J. Eduardo Ponce Vivanco
27 de mayo del 2021


El Perú fue martirizado por la crueldad extrema de Sendero Luminoso de 1980 a 1992. El MRTA lo acompañó con atentados atroces, el último de los cuales fue el secuestro de más de 70 rehenes en la Embajada del Japón, entre diciembre de 1996 y abril del año siguiente. Aunque no han pasado siquiera tres décadas, parece haberse debilitado el recuerdo de esa tragedia que enlutó a tantas familias. 

Porque solo así se entendería la profusión de reacciones que invocan a “no politizar” la encarnizada ejecución de hombres, mujeres y niños que una facción supérstite de Sendero Luminoso ha perpetrado en Vizcatán, donde tiraron entre cadáveres la inflamada y ridícula proclama que “ordena” no votar por la candidata Fujimori.  ¿No es acaso una forma violenta de presionar por un voto a favor de Castillo? ¿Cómo sería posible entonces no politizar un acto terrorista con declarados propósitos político-electorales a menos de dos semanas de los comicios del 6 de junio?

Una investigación de Graciela Villasís en el diario El Comercio de ayer documenta que “Hubo más de 56 acciones terroristas de los Quispe Palomino desde 2020” en el VRAEM, con el saldo de 25 muertos y numerosos secuestros de humildes pobladores, en operaciones ejecutadas para que el pueblo cumpla la “orden” de no colaborar con las autoridades ni las fuerzas armadas o policiales.  Una estrategia que tiene el objetivo de silenciar y subyugar a esos peruanos, condenandolos a la indefensión.

La fuerza subversiva que reina en esa extensa zona se presenta ahora como el “Militarizado Partido Comunista del Perú”, y se disfraza con un implacable manto moralizador contra los pecadores de distinta laya, a quienes amenaza liquidar. Son actos que revelan la determinación de afianzar su dominio sobre el extenso territorio nacional del que se han apropiado para amenazar la democracia y lucrar con el narcotráfico, que los asocia con Bolivia y la Venezuela chavista.  

Es claro que la soberanía nacional y la autoridad del gobierno no existen en el VRAEM, donde tienen sojuzgadas a las autoridades locales y nuestras FF.AA. se limitan a realizar breves e infructuosas incursiones.

Y es obvio que los monarcas de ese enorme enclave dedicado al delito y a la subversión deben aportar generosamente al millonario financiamiento de la campaña de Castillo-Cerrón. Ellos jamás se acercaron tanto a Palacio de Gobierno, gracias al candoroso voto de nuestra democracia y a las fallas ancestrales de nuestro fantasmagórico Estado, tan lamentablemente administrado. 

¿Es posible que nuestros electores no perciban que están a punto de reabrir las puertas al terrorismo y al fin de la democracia?  Jamás pensé que el siniestro Evo Morales –íntimo amigo político de Pedro Castillo– tendría razón cuando dijo que el Eje del Mal (Bolivia-Venezuela-Cuba-Nicaragua) perdió las elecciones de Ecuador pero las ganó en el Perú.  Dios no quiera que esa banda de dictaduras siniestras se apropie de la plaza geopolítica más importante del Pacífico sudamericano y termine con nuestra libertad después de destrozar la economía que hemos construido con tanto esfuerzo.

J. Eduardo Ponce Vivanco
27 de mayo del 2021

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