Manuel Gago

Guerra contra el coronavirus y la brutalidad

Recuperación económica urgente

Guerra contra el coronavirus y la brutalidad
Manuel Gago
12 de abril del 2020


El sector turismo terminará arruinado en el corto plazo, así como la venta de productos gravados con el Impuesto Selectivo al Consumo (ISC), considerados productos que “generan externalidades negativas en el orden individual social y medioambiental”. Según el Termómetro Sectorial Covid-19, de Perú Top Publications, 66 de 102 sectores productivos serán afectados altamente por la cuarentena establecida con el fin de detener el avance del coronavirus. 

Esta situación de guerra, como ha señalado la jefa del Comando Covid-19, Pilar Mazzetti, es una oportunidad para hacer lo que se debió hacer antes: promocionar y reactivar la economía nacional. En hora buena el recién creado Comité de Seguimiento de Inversiones del Sector Energía y Minas (Minem) cuya función es identificar los proyectos de inversión estancados. Si el presidente de la República, Martín Vizcarra, decide ejecutar esos proyectos cuanto antes, el coronavirus dejará algo positivo en el Perú. ¿La muerte y los bolsillos vacíos harán reaccionar a Vizcarra? Bastan voluntad, sentido común y firmeza. ¿Mucho pedir? 

No obstante el crecimiento acelerado del número de contagiados (7,519 hasta el domingo 12 de abril) y fallecidos (193) por efecto del coronavirus, los dueños de los restaurantes proponen la entrega a domicilio (delivery) de comida preparada para evitar la quiebra de sus negocios. Sin embargo, pensando en las probabilidades de contagio, los ahorros pulverizados e ingresos económicos detenidos, es poco probable que los consumidores accedan a la propuesta. ¿Quién garantiza que los jóvenes repartidores de comida cumplen con el distanciamiento e higiene para evitar la propagación del coronavirus? ¿Acaso la cadena de comida rápida en cuyo local murieron dos jóvenes? ¿Acaso quienes señalaron que eran pizzeros y no comunicadores, después de que un cliente encontró una cucaracha en una pizza? ¿Qué hacer entonces? ¿Acaso, también, “nada, el mercado se regula solo”?

Para el economista Hernando de Soto es correcto el auxilio a los pobres por parte del Estado. No obstante, pone en cuestión la venta de las joyas heredadas de la abuela para hacer lo correcto. La propuesta de de Soto es clara: valorar los activos de la población para que estos sirvan de apalancamiento en el mercado financiero. Y esto pasa por la titulación de las propiedades; es decir, un imposible para el país de hoy. Según César Figueredo, director ejecutivo del Organismo de Formalización de la Propiedad Informal (Cofopri), el 90% de las propiedades y construcciones del país tienen algún nivel de informalidad. El pensamiento de de Soto colisiona con el abandono de la titulación de las propiedades –el patrimonio principal de las personas– y el proteccionismo y paternalismo hasta infantil que prima en Perú. Artistas y estrellitas de la televisión y cine nacional –protagonistas de la frivolidad y el consumismo– estiran la mano como pedigüeños. 

Por su lado, los economistas de corte socialista critican el plan de recuperación económica propuesto por el Gobierno: 12% del producto bruto interno (PBI). Para estos economistas está mal que la mayor parte de este presupuesto se destine a las inversiones que generan trabajo y renta para evitar el incremento de la pobreza y desempleo. Rescatar a los pobres es tarea del Estado, del sector empresarial y de quien quiera hacerlo. No obstante, vale señalar que cualquier fondo de rescate es por el resultado de las inversiones productivas, produciendo bienes y servicios, de capitales generando riqueza, en lugar de consumo. 

Por el momento, el enemigo principal es el coronavirus. La fuerza es una sola. En el camino se cometen errores entendibles, porque el Perú es desordenado, indisciplinado, desobediente, desinformado, egoísta y con alto porcentaje de aprovechamiento de la situación. En provincias, ciertos alcaldes entregan donaciones del Estado en bolsas con su cara y nombre impresos. Políticos irresponsables besan y abrazan a los pobladores en eventos públicos en plena cuarentena. Es decir, ¿cómo hacerle entender a esta gente la magnitud de la situación? ¿Tanta es la brutalidad?

Manuel Gago
12 de abril del 2020

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