Iván Arenas

El síndrome de Palacio

Nuestros presidentes parecen perder el contacto con la realidad

El síndrome de Palacio
Iván Arenas
22 de mayo del 2025


Todo indica que hay un “síndrome” en Palacio. Ese síndrome sería el alejamiento del presidente o del primer magistrado de la realidad. Le pasó a Toledo. A Alan García 2. A Ollanta y Nadine Humala, o Nadine y Ollanta. Le pasó también a PPK y a Vizcarra. Asimismo, a Pedro Castillo y a la señora B. 

El poder obnubila; es una frase dicha tantas veces. La soberbia se paga con sangre. “Memento mori” dirían los romanos o “recuerda que eres mortal”. De acuerdo a Tertuliano, según Mary Beard, el término correcto era otro: “respice post te, hominem te mermento”. Se dice que Adolfo Suárez, el primer presidente de gobierno de la democracia española, se había apartado de la realidad cuando el centro del poder se lo llevó a las afueras de Madrid. 

Pero vayamos a los nuestros. Toledo no pudo con el poder. El poder se lo tragó (se lo tragó la selva en La Vorágine). Atormentado por las cuestiones de Estado, se dice que Toledo –durante su gobierno– se dedicó a la bebida y apenas logró un dígito de aprobación. García 2 hizo más de 150,000 obras y pensó que sus obras eran la mejor arma para la “batalla cultural” que había desarrollado la izquierda. Fierro y cemento contra relato. Estructura y materialismo versus superestructura y narrativa. Hoy el común de los peruanos apenas recuerda que Garcia 2 fue uno de los mejores “presidentes constructores”. 

Humala perdió todo contacto con la realidad el día que su amada Nadine –hoy en Brasil– apareció bella y radiante en una revista para las “familias bien” de Lima. Porque Nadine era su contacto con la tierra. PPK se alejó de la realidad de un país ancho y ajeno aquella mañana cuando –afuera de Palacio– y junto a sus principales ministros apareció en rutina de gimnasia. Vizcarra, victorioso luego de la traición a PPK, perdió contacto con lo que pasaba en el Perú real cuando le cantaron el cumpleaños mientras la gente se enfermaba de coronavirus. Y Pedro Castillo aniquiló su proyecto colectivista cuando visitó Sarratea por última vez.

La señora B. ahora está presa de ese síndrome, que al parecer no tiene cura. Se va a Roma y pide viajar a Ecuador cuando las “papas queman” en este país de “desconcertadas gentes”; pero no quiere ir a la cumbre con los chinos por temor a la “furia Trump”. Ese síndrome en Palacio la va a atormentar, pero luego de irse del poder.

Iván Arenas
22 de mayo del 2025

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