Martin Santivañez
El respaldo al Cardenal

Sobre el mayoritario apoyo ciudadano a monseñor Cipriani
Los enemigos del Cardenal Cipriani quieren hacernos creer que están indignados por unas comillas referidas directamente al magisterio de la Iglesia. Los enemigos del Cardenal también son enemigos de la Iglesia Católica y se han empeñado en demostrarlo a lo largo de sus vidas políticas y/o mediáticas. La ridiculez de su argumento no resiste ningún análisis y muy pronto salta a la luz el verdadero motivo: se busca silenciar la voz de Cipriani, porque amordazarlo equivale a callar a la Iglesia.
Este motivo real es un tema de nuestro tiempo. El odio al cristianismo se ha expandido gracias al relativismo ideológico que no admite referencias sobre el absoluto. El odium fidei, en épocas de mayor sofisticación cultural, apelaba al racionalismo. Pero, ¿qué razón se puede esgrimir en medios pauperizados por lo relativo? Surge, entonces, un nuevo tipo de encono, un intento espurio y vulgarizador que ridiculiza al cristianismo de la misma forma en que el paganismo decadente se burló de los primeros cristianos sin comprender que se enfrentaban al sujeto de su extinción. La gran diferencia es que estos ataques se realizan en una prensa mayoritariamente anticristiana que intenta esparcir su odio entre un pueblo esencialmente cristiano.
Políticamente, los líderes de este país tienen que comprender que los medios de comunicación, si bien importantes, no tienen el mismo peso que el voto popular. El líder político que se enfrenta al cristianismo en el Perú es un líder que despierta un oponente adormecido, pero no inerme. El cristianismo no es un cadáver político. Por eso, los que aspiran a gobernar el Perú tendrían que comprender que es un malísimo negocio enemistarse con una población cristiana que se organiza en pos de objetivos concretos: la defensa de la vida y la familia, la dignidad de todo ser humano y la participación de los cristianos en la vida pública.
La mayoría social del cristianismo peruano es una mayoría presente en todos los sectores sociales. En el Perú se cumplen las antiguas palabras sobre la universalidad del cristianismo: “La Iglesia habla todas las lenguas, y las que no habla, las hablará”. Aquí es cristiano el rico y el pobre, el joven y el viejo, el blanco, el indio y el negro. Por eso, el respaldo a Cipriani es policlasista y multicultural. Trasciende cualquier barrera. El comunicado en defensa del Cardenal es una manifestación clara de este amplio respaldo. Para interpretar adecuadamente lo que la Iglesia representa en el país tendríamos que examinar la encuesta de VOX POPULI publicada hace unas semanas. En ella se refleja la estupenda relación que Cipriani mantiene con el pueblo católico (61% de respaldo) y esto se debe a que los cristianos de este país ven en él a un sacerdote ejemplar que no duda en predicar lo que se le ha encomendado. El que quiera millones de firmas respaldando a Cipriani, las tendrá.
Se equivoca, por tanto, el sector ínfimo que sostiene que el Cardenal se encuentra solo frente al mundo. Se equivoca o miente de manera descarada. El cristianismo peruano vive, se organiza, escribe, piensa y actúa. Acostúmbrense, porque nada lo detendrá.
Por: Martín Santiváñez Vivanco
28 - Ago - 2015
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