Sergio Alva
El problema debe atacarse desde la raíz
Inseguridad en el Perú: sin control ni estrategia para enfrentarla

El Perú atraviesa una crisis de inseguridad insostenible desde cualquier punto de vista. Las medidas adoptadas por el gobierno se sienten como manotazos de ahogado por parte de una administración acorralada por la criminalidad.
La ciudadanía vive con incertidumbre constante. Nadie sabe qué puede pasar en su día a día, especialmente ante los peligros crecientes en Lima y muchas otras zonas del país.
El gobierno de Dina Boluarte no muestra señales de tener una estrategia clara para enfrentar esta ola de violencia. En lugar de atacar las raíces del problema, recurre a medidas aisladas que apenas rozan la superficie. Todo parece improvisado, mientras la situación se le va de las manos.
Una de esas decisiones ha sido ampliar el estado de emergencia, una medida que, está demostrado, no mejora la seguridad. Llevamos años bajo regímenes similares, y los crímenes no solo no han disminuido, sino que han aumentado. Las extorsiones y asesinatos siguen creciendo y acumulando víctimas.
Otra medida cuestionable ha sido imponer restricciones a los motociclistas en Lima Metropolitana, con la excusa de que eso reducirá la criminalidad. No hay evidencia que respalde esa idea en ninguna parte del mundo. Es simple: el delincuente no respeta reglas, por más que se endurezcan.
Entonces, ¿dónde está el verdadero problema? Como lo dijo el abogado Humberto Abanto: para reducir los delitos y lograr que los delincuentes sean detenidos y procesados con éxito, el primer paso es reformar el sistema de justicia.
Vivimos en un país donde la Policía Nacional del Perú captura a criminales con pruebas y testigos, pero el Poder Judicial los libera. Esa impunidad es inaceptable y cada vez más común. Hace falta una justicia firme y coherente. Y esa reforma debe empezar desde el Ejecutivo.
También es clave respaldar a la Policía. No tiene sentido que, en medio de una ola de crímenes, los efectivos no puedan usar sus armas de reglamento. Recién ahora se les ha dado permiso, algo que debió hacerse mucho antes. Es urgente que puedan actuar con firmeza frente al crimen nacional y extranjero.
Seguimos en este “bendito” estado de emergencia que no ha dado resultados. Basta con ver lo ocurrido hace unos días: a pesar de la presencia militar en estaciones del Metro de Lima y el Metropolitano, hubo intentos de asalto. ¿Qué más evidencia se necesita?
La solución es clara: hay que cortar la cabeza del monstruo, que quizá esté incrustada en lo más alto del sistema judicial. Solo así se podrá devolver la tranquilidad al país. El gobierno debe actuar ya. No mañana, no la próxima semana. Ya vamos tarde.
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