Carlos Arnillas Denegri

El Perú está harto de huelgas

Paralizaciones con fines más políticos que gremiales

El Perú está harto de huelgas
Carlos Arnillas Denegri
21 de junio del 2018

 

Un minúsculo porcentaje de malos educadores y transportistas están intentando paralizar el país con huelgas que, sospechosamente, coinciden con el cierre de las inscripciones para las elecciones Regionales y Locales, que se celebrarán el 7 de octubre próximo. Una demostración de que el objetivo de estos paros es más político que gremial.

La huelga magisterial del 2017 fue acatada por el 65 % de profesores, quienes paralizaron sus clases durante 75 días en 21 regiones del país, siendo sus demandas reconocidas por la mayoría de los peruanos. Esas demandas fueron finalmente aceptadas, aunque algunas pocas no, motivándose la firma un “acta de compromiso” con el Ministerio de Educación para su estricto cumplimiento.

Sin embargo, pasado menos de un año, Pedro Castillo, dirigente del Conare —un sector no reconocido del Magisterio— ha llamado al paro planteando nuevas y absurdas demandas, como la exigencia de que se reconozca a su facción como representante “legítima” de los maestros, y que se elimine la meritocracia en el magisterio. Esto último afectaría a los buenos profesores que hoy se capacitan para recibir mejores salarios, y favorecería a aquellos que no quieren hacerlo, prefiriendo vivir en la mediocridad. Se tiraría al trasto los avances que desde el 2007 se han venido implementando en el magisterio.

Ambas peticiones han sido denegadas por el Gobierno. El SUTEP, organización sindical que representa los intereses del magisterio peruano, no está de acuerdo con ellas, ni con la posición de la facción de Pedro Castillo. Y los hechos han demostrado que el paro solo tuvo algo de éxito en regiones como, San Martín, Amazonas, Madre de Dios, ya que en el resto del país pasó desapercibido.

Huérfano de apoyo, Pedro Castillo se ha atrincherado en Lima, buscando eco en algunos medios de comunicación que en forma irresponsable se prestan a su juego de desestabilizar al Gobierno. Con ello esos medios afectarían los intereses de la mayoría de los peruanos, olvidando que la principal función de la prensa es contribuir a la defensa y al fortalecimiento de la democracia.

Felizmente el ministro de Educación ha advertido a los profesores que se acojan a la huelga que serán despedidos si en 72 horas no se reintegran a sus labores, descontándoseles los días no trabajados y aplicándoles sanciones administrativas. Al no ser reconocido oficialmente el autodenominado Comité Nacional de Lucha de las Bases Regionales del Sutep-Conare, el paro resulta ilegal y, por lo tanto, los responsables tienen que ser enjuiciados penalmente por abandono de cargo en agravio de los alumnos y del propio Estado. El Perú necesita la paz laboral y la cooperación de las instituciones para superar la crisis, y no escuchar los cantos de sirena de ciertos elementos extremistas que buscan crear el caos.

El mal ejemplo de Pedro Castillo fue imitado por algunas empresas de transporte urbano de Lima y el Callao que, sin éxito, buscaron presionar a las autoridades ediles para que se les elimine S/ 18 millones en papeletas por infracciones de tránsito. Y también que se les renueve la licencia para seguir operando impunemente durante diez años más, evitando con ello que prosiga la racionalización y el reordenamiento del tránsito vehicular en Lima y el Callao.

La medida de fuerza fue acatada solo por cuatro de las 408 empresas de transporte de pasajeros existentes en la capital. Un fracaso que debe servir de base para que las autoridades municipales y del Ministerio de Transportes y Comunicaciones continúen con las reformas y acaben con la informalidad. Y también con el impresionante número de accidentes causados por los vehículos que circulan en pésimo estado por las calles de Lima y el Callao.

Ojalá las autoridades mantengan la firmeza exhibida en estos últimos días para acabar con estas huelgas. Lejos de buscar solución a los problemas de la educación peruana y del transporte, estos paros solo sirven de caja de resonancia a los esfuerzos desestabilizadores de pequeños grupos que vienen jugándole sucio al Perú. Necesitamos más trabajo en equipo y firmeza en nuestras autoridades.

 

Carlos Arnillas Denegri
21 de junio del 2018

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