Oscar Schiappa-Pietra

El Perú ante el descubrimiento del galeón San José

Contiene oro y plata de origen peruano

El Perú ante el descubrimiento del galeón San José
Oscar Schiappa-Pietra
19 de octubre del 2018

 

El 4 de diciembre del 2015, la Marina de Colombia ubicó frente a las costas de Cartagena los restos del galeón San José, hundido allí el 8 de junio de 1708. El descubrimiento fue en su momento anunciado con gran fanfarria por el entonces presidente de Colombia, Juan Manuel Santos. Luego de sortear diversas complicaciones legales y a pocos días de terminar su mandato, en agosto último, el presidente Santos anunció la reactivación del proceso de licitación para rescatar el galeón San José y su pecio, a través de una alianza público-privada. En virtud de esta, el Ministerio de Cultura de Colombia intenta adjudicar a la compañía Maritime Archaeology Consultants Switzerland AG los derechos de rescate. Santos declaró entonces que los tesoros del galeón “estarán al alcance de todos y se exhibirán en un museo en Cartagena”.

Hagamos un poco de historia. En la tarde del viernes 8 de junio de 1708, el almirante José Fernández de Santillán dio la orden de zarpe de Cartagena de Indias a una flotilla de 20 embarcaciones, encabezada por el galeón San José, la que también transportaba a 400 pasajeros y 200 tripulantes. Su misión trascendía lo habitual, pues las riquezas que transportaba debían ser bálsamo financiero en medio de la guerra de sucesión de la corona española, encabezada entonces por Felipe V. En el complejo tablero geopolítico de Europa, España estaba aliada con Francia, pero enfrentada con Alemania, Portugal, Inglaterra y los Países Bajos, pues estos países consideraban que el sucesor de Carlos II no debía ser un Borbón, sino alguien de la Casa de los Habsburgo.

Frente a las costas de Cartagena de Indias, por las Islas del Rosario, la flotilla con su galeón, el San José, fue atacada por el buque inglés Expedition, al mando del comodoro Charles Wager. La ferocidad del combate naval quedó evidenciada en el hecho de que solamente sobrevivieron once de los 600 ocupantes de la flotilla española. La memoria colectiva ha preservado el registro de este luctuoso episodio militar. Gabriel García Márquez quiso significar el profundo amor de Florentino Ariza por Fermina Daza, en la magistral novela El amor en los tiempos del cólera, con la siguiente referencia literaria alusiva al San José: “Fue por esa época cuando Florentino Ariza decidió contarle en sus cartas que estaba empeñado en rescatar para ella el tesoro del galeón sumergido”.

El descubrimiento en 2015, por parte de un buque de la Armada de Colombia, de la ubicación exacta del San José pone fin a la leyenda histórica y a varias décadas de infructuoso litigio judicial, promovido ante tribunales de Colombia y de Estados Unidos por una empresa caza tesoros. Apenas se supo del hallazgo, los gobiernos de España y de Colombia emitieron declaraciones reivindicando los derechos de ambos países sobre el pecio de esa embarcación. Pero, sorprendentemente —y no obstante que parte importante de la carga del San José está conformada por monedas de oro y plata y otros objetos de valor histórico provenientes de Perú, Ecuador y Bolivia— hasta la fecha nuestra Cancillería no ha emitido pronunciamiento reivindicando los derechos que también nos asisten, conforme a la historia y al derecho internacional, sobre el contenido de ese importante hallazgo. Lo que está en juego es un excepcional vestigio histórico, que merece ser estudiado por arqueólogos marinos y compartido con las futuras generaciones a través de un proyecto museográfico internacional. Es un patrimonio compuesto por aproximadamente 200 toneladas de oro, plata y esmeraldas, cuyo valor algunos estiman preliminarmente en alrededor de US$ 5,000 millones.

El hallazgo abre puertas a un necesario debate jurídico, pues concurren expectativas legales legítimas, aunque contrapuestas: Colombia reivindica que la embarcación se encuentra dentro de su mar territorial y que su pecio contiene esmeraldas de su país; España reivindica la condición soberana del galeón San José, por ser nave militar con bandera de su país; y, Perú, Ecuador y Bolivia pueden también afirmar derechos sobre el pecio, en cuanto parte significativa del mismo está compuesto por oro y plata de nuestros países.
Es fundamental que el Perú deje de seguir dando la espalda a su historia y que asuma un rol activo y promueva la reivindicación de su patrimonio cultural subacuático. Carecemos de políticas públicas y de especialistas en esta materia; no hemos ratificado la Convención de la UNESCO Sobre Protección del Patrimonio Cultural Subacuático; no hemos expedido legislación nacional sobre la materia; y, en el caso de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes, sometido a tribunales de Estados Unidos en 2007, el Estado peruano tuvo una extrañísima postura legal, manifiestamente opuesta a los intereses nacionales.

En lo tocante al pecio del galeón San José, lejos de anclarnos en reivindicaciones jurídicas excluyentes y polarizadoras, debiéramos promover la adopción de un acuerdo de cooperación entre los países directamente involucrados —España, Colombia, Perú, Ecuador y Bolivia— para realizar conjuntamente tareas de arqueología marina y museografía que rescaten el valor histórico y el patrimonio cultural comunes, que este importante descubrimiento evidencia.

 

 

Oscar Schiappa-Pietra
19 de octubre del 2018

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