El cuento del MINAM

Crítica a la propuesta que compromete al Perú a reducir emisiones de CO2.

Érase una vez, en un país sin mayores problemas, un ministro que quería dejar su huella en la historia político-ambiental internacional. Él mismo nos advierte: “Si seguimos haciendo las cosas sin hacer ningún cambio, Perú pasaría de 159 millones de toneladas de carbono equivalente que tuvimos el año 2010, o de 189 millones que tendremos en el 2015,  (…) a 269 millones al año 2030”.

Y el Minam de precisar en su anuncio: “es decir, de los 269 millones de toneladas que emitiríamos para este año, nuestro país –gracias al esfuerzo de todos- va a lograr reducir esta cifra a 186 millones de toneladas, y lo más importante es que sin perder competitividad.”

Frente a las declaraciones del ministro uno podría preguntarse ¿dónde está el problema?  Este incremento de emisión es diminuto en comparación de los demás (vean nuestra posición en el ranking mundial), y se explica por crecimiento económico que le permite a los peruanos salir de la pobreza y tener acceso a bienes y servicios!

Pero tratando de ver más allá, ¿qué se esconde detrás de este anuncio? No se dejen engañar, vuelvan a leer bien lo que está escrito.

Primero, básicamente, los ecostafadores estiman que a partir de la fecha (2015) hemos alcanzado el tope de 186-189 millones de toneladas de CO2 que no podemos sobrepasar. Y nos quieren comprometer como país, mediante una supuesta consulta pública (vean página 6) que de hecho caerá en manos de la supuesta “sociedad civil organizada”, o sea las ONG ecologistas radicales que no tienen representación alguna.

Además, para lograr estas reducciones anunciadas se pedirá el esfuerzos a todos. Pobres del Perú, ¡están advertidos!, porque tendrán que hacer esfuerzos, o sea, olvídense sus sueños de mejora para ustedes o sus niños. Por cierto, si del 2010 al 2015 la población peruana se incrementado en más de 1.35 millones (4,27%) eso explica parte el incremento de las emisiones de CO2.

También se dice todo eso se hará “sin perder competitividad”. Noten como está bien escogida la palabra: no se perderá competitividad (la Confiep puede relajarse) pero tampoco se dice que la gente ganará en bienestar.

Como comenté anteriormente, suponiendo que se realice tal plan, en el mejor de los casos debería estancar la producción de CO2 del país por un buen tiempo. La pregunta es si ello permanecerá en el tiempo como esquema de “proposición” y se tratará de imponerlo de manera coercitiva. De ser así se estancaría más el crecimiento económico y con ello la posibilidad de rescatar a más peruanos de la pobreza, ya que bloquear las emisiones de CO2 limitaría, de una manera u otra, el acceso a energía así como a bienes y servicios.

Veamos un poco de qué está hecho este plan. Allí va: Tabla 2, Página 13 y siguientes deeste documento. En efecto, se trata de una combinación de:

• Pequeñas acciones individuales inútiles (pero cada esfuerzo suma, ¿no?), como reemplazar lámparas incandescentes y fluorescentes en las viviendas que se puedan dar el lujo de comprar luces Leds.
• Promesas ya hechas y repetidas, pero nunca cumplidas, como una “gestión adecuada de residuos sólidos”.
• Y acumulación de dulces sueños como la llamada reconversión productiva de arroz por quinua en la Costa Norte. ¡Con los buenos resultados que ya se obtuvo al sur!

Pero, ya que se somete a consulta pública este documento, ¿dónde están los costos y sobrecostos directos (alza de precio del cemento por ejemplo, ya que si lo propuesto fuese rentable hace tiempo que se hubiera incrementado por razón de competitividad) o indirectos en subsidios al transporte, energía renovable etc. que no tardarán en llegar?

Insisto. Verán que lo que se propone busca solamente remplazar o modificar lo que existe. Admito haber revisado el documento rápidamente pero ¡en ningún lugar encontré que se haya tomado en consideración la mejora de las condición de vida, es decir el uso de bienes y servicios suplementarios a beneficio de la gente, empezando por los más pobres!

Por Vincent Dumortier

09 – Jun – 2015