Rocío Valverde

El arte y la guerra

Daño deliberado contra el patrimonio histórico de la humanidad

El arte y la guerra
Rocío Valverde
26 de junio del 2017

Daño deliberado contra el patrimonio histórico de la humanidad

“Tienes que leer esto Rocío”, me repetía mi padre incansablemente día tras día mientras el libro descansaba sobre su mesa de noche.“El arte de la guerra”, decía la cubierta. Tras ojear las primeras páginas y quedarme dormida decidí que pasaría; pero solo por ahora, regresaría a esta lectura en otro momento. El momento duró más de ocho años y no fue hasta el 2014 cuando terminé el libro. ¿Puede ser la guerra un tipo de arte? Esta semana cierra la semana de los museos en Twitter con el tema del patrimonio, y por ello hoy quiero hablarles no del arte de la guerra, sino de la relación entre la guerra y el arte.

En los últimos años hemos sido testigos de la destrucción de de iglesias, monasterios, complejos arqueológicos y artefactos históricos por parte del autoproclamado Estado islámico. ¿Cómo olvidarla pulverización del Templo de Bel y el Arco del Triunfo de Palmira, o la quema de libros de la librería de Mosul? Dos mil años de antigüedad reducidos a una pila de escombros por la locura del grupo terrorista que busca eliminar todo aquel “arte pagano”.Todo aquello que no ha sido destruido por la locura de los islamistas ha sido saqueado para ser vendido en el mercado negro porque, como todo grupo terrorista con pocos escrúpulos, incluso su fundamentalismo se puede torcer si hay dinero de por medio.

Pero esta no es la primera vez en la que la historia de la humanidad se ha visto perseguida. No podemos ser ajenos al saqueo y destrucción de arte por parte de los nazis. Los soldados del imperio invadieron las casas de los judíos para apropiarse del arte que colgaba de sus paredes y decoraba sus casas. Cuando Hitler se hizo con más poder empezó la apropiación de obras de arte denominado “arte degenerado”. Para el partido nazi este tipo de arte era una afrenta al sentimiento alemán: el impresionismo, cubismo y surrealismo no podían ser aceptados porque mostraban la naturaleza desde el enfoque de una “mente enferma”.

Obras de Picasso, Dalí y Miró fueron quemadas en una hoguera en 1942 en el jardín de la Galería Nacional del Juego de Palma en París. Algunas de las “degeneradas” obras fueron subastadas fuera de Alemania, lejos de los ojos de la población alemana, a quienes Hitler quería proteger de la corrupción del pincel.

Los museos de Europa sabían que estaban en la línea de fuego y por ello mandaron sus colecciones a casonas antiguas, casas de campo, castillos y bunkers fuera de la ciudad. Entre ellos están bien documentados los esfuerzos hechos por el Museo de Historia Natural de Londres, el Museo Británico y el Museo Stedelijk de Amsterdam para proteger sus colecciones.Por causa de la mala suerte algunas obras, incluso aquellas refugiadas en el pueblecillo más remoto, perecieron por fuego amigo.

Entre 1940 y 1941 la ciudad de Londres fue bombardeada sin piedad por los nazis, dañando el Museo Británico. ¿Podrían imaginarse la pérdida de los mármoles de Elgin? Este escenario pudo haber ocurrido, pues fueron seis fueron las bombas que impactaron contra el museo reduciéndolo a pilas de escombros.

¿Por qué se nos estremece el cuerpo con especial pena y rabia al presenciar estos actos de guerra? Personalmente siento que intentan eliminar nuestra historia,aniquilar nuestro pasado, borrar de la faz de la tierra nuestra identidad, quitarnos nuestra herencia cultural.

En el año 2015, con la condena al terrorista Ahmad al-Faqi al-Mahdi por la destrucción de monumentos históricos en Timbuktú, se reconoció como un acto de guerra el daño deliberado contra el patrimonio histórico de la humanidad. Nadie puede ya encogerse de hombros y decir, sin sangre en la cara, que estos actos son un daño colateral que trae la guerra, mientras una ciudad se queda huérfana llorando la pérdida de su historia.

Cada vez que visiten un museo recuerden que tras el fresco, la vasija o la escultura que tienen en frente existe una historia aparte y más allá de lo evidente. Esto también es patrimonio.

 

Rocío Valverde

Fotografía: ABC

Rocío Valverde
26 de junio del 2017

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