Alejandro Martorell

Disección de una ideología perversa

El marxismo solo busca la desintegración de la sociedad

Disección de una ideología perversa
Alejandro Martorell
15 de agosto del 2023


“El comunista es como aquél obstinado militar que no
se rinde nunca, ni siquiera ante la evidencia”.


En el frondoso bosque de la política peruana, no todos los árboles tienen la facultad de proporcionar saludables frutos y placentera sombra. Algunos, ya corroídos desde la raíz, exhiben un tronco torcido, ramas carentes de vigor y frutos perjudiciales para la salud del cuerpo colectivo.
“Por sus frutos los conoceréis”. Penetrante sentencia evangélica que anima a juzgar rectamente las cosas, pues conociendo los frutos, descubrimos la verdad.

A pesar de esta incontestable exhortación, inquieta la inamovible posición ideológica de quienes, seducidos por la perversa ideología marxista, consagran plenamente sus fuerzas intelectuales a defender un modelo colectivista que ha generado innumerables calamidades sociales y económicas, diseminado la semilla del terror, obstaculizado la iniciativa individual, trastocado el concepto de libertad, negado la propiedad privada, difundido la encarnizada lucha de clases, trastornado el orden interno, olvidado el respeto a la dignidad de la persona, propagado injusticias, y expulsado a Dios de sus dominios.

Predicadores de la guerra contra Dios, guerra contra la religión, guerra contra la autoridad, guerra contra la propiedad y la familia. ¿No es, dirá en 1883, el ilustre sacerdote y pensador Zeferino Gonzáles, este el grito de guerra y muerte lanzado por el socialismo contemporáneo, que es la causa principal originaria que esteriliza y detiene la marcha de la sociedad por los caminos del bien? Por eso ensayamos este símil: “el comunista es como aquél obstinado militar que no se rinde nunca, ni siquiera ante la evidencia”.

En 1954, el filósofo francés Jean Paul Sartre viajó a la Unión Soviética, y a su regreso concedió al periódico Liberation, en julio del mismo año, una entrevista. Las respuestas del autor de La náusea, Las palabras, El existencialismo es un humanismo, y fundador de la revista Los tiempos modernos, desbordan los cauces de la razón. Mario Vargas Llosa, movido por el resorte de la indignación y la necesidad de desenmascarar al filósofo, en el capítulo: Los compañeritos, dedicado a Sartre en su libro Un bárbaro en París, arremete con verbo furioso: ¿De qué le sirvió a esa fulgurante inteligencia de que estaba dotado si, a su regreso de su gira por la URSS a mediados de los años cincuenta, en los años peores del Gulag, llegó a afirmar: “He comprobado que en la Unión Soviética la libertad de crítica es total”?

Impulsados por una sed de justicia más perfecta, por la reconstrucción de las sociedades, por la necesidad de edificar una arquitectura jurídica nueva, una organización económica y política radicalmente diferentes, y un nuevo concepto de ser humano ajustado a la utopía comunista, los persistentes marxistas no solo llegan al extremo de negar la verdadera realidad de las cosas, también excluyen la posibilidad de estar equivocados, pero deberían analizar con detenimiento su postura, pues la evidencia histórica es inobjetable. ¡Allí donde se experimentó la ideología marxista, inició la desintegración de una sociedad!

Alejandro Martorell
15 de agosto del 2023

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