Heriberto Bustos

¿Despistados?

Asumir un rol democrático y deponer los intereses personales

¿Despistados?
Heriberto Bustos
13 de enero del 2020


Estamos a pocos días de ejercer el deber ciudadano de elegir a los congresistas que, en nuestra representación, tendrán como objetivo asegurar el desarrollo económico, político y social, y encargarse de formular leyes, fiscalizar y controlar políticamente el devenir del país. Pero resulta altamente probable que en términos individuales aún no hayamos decidido por quién votar, situación que pone en evidencia serias limitaciones en los ciudadanos en cuanto al entendimiento y asunción de responsabilidades del acontecer nacional.

Recordemos, por un lado, que mediante el sufragio, trasladamos a quienes se elige la realización de ciertas acciones que consideramos necesarias para el porvenir de la colectividad. Y por otro, que no se trata de cualquier evento a los que estamos acostumbrados, pues tras una larga crisis y confrontación entre grupos económicos comprometidos con la corrupción sembrada y cosechada por Odebrecht, y cultivada por sus aún anónimos representantes, se halla en juego la realización de reformas trascendentes que han de marcar el destino de muchas generaciones. 

Insistimos en que no se trata de cualquier elección, y que lo acelerado y abrupto de su programación evidencia intereses económicos escondidos que lamentablemente aún no son visualizados por gran parte de los peruanos. Pero ya estamos en el carril rumbo a despistarnos; no obstante, queda aún la esperanza de que muchos reaccionen y, entendiendo el verdadero significado de estas elecciones, opten por nominar representantes que asuman un rol democrático y depongan sus intereses personales por los del Perú.

Por ello resulta altamente preocupante que a menos de dos semanas de la realización del evento político del 26 de enero, muchos aspirantes a un escaño no tengan ideas claras de las funciones que cumplirían de ser elegidos, y tampoco muestren capacidades para representarnos adecuadamente. Cierto es que todos los humanos tenemos aspiraciones y las logramos con esfuerzo, capacidad y voluntad; pero en este caso las aspiraciones de unos, al ser avalados irresponsablemente por otros, tienen consecuencias inimaginables para la colectividad.

Si bien no podemos eximir de responsabilidad sobre los acontecimientos actuales a los partidos políticos en su dirigencia y militancia, algo que debe quedar claro es que, siendo los pobladores quienes elegimos a los que han de representarnos, la responsabilidad ciudadana asumida no concluye con el acto electoral. Por el contrario, se inicia un proceso que a la larga reflejará lo correcto o incorrecto de la decisión tomada, de modo que la prudencia debe ser compañera de las decisiones que adoptemos en esta situación. 

Lo mínimo que podemos exigir de los futuros congresistas es que muestren honestidad. Que si son profesionales, trabajen y cumplan con sus deberes familiares, que sepan distinguir entre el bien y el mal, que respeten el bien común. Entre ellos atisbarán capacidades para cumplir con las tareas que corresponde al Legislativo. 

El futuro del país, al estar en nuestras manos, exige seriedad en el cumplimiento de nuestros deberes cívicos, pues esa acción va unida a los derechos que consideramos necesario ejercer para salir de la grave situación social presente. Nos demanda también utilizar la inteligencia necesaria para trasladar nuestras decisiones a los futuros congresistas y evitar el camino del despiste.

Heriberto Bustos
13 de enero del 2020

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