Neptalí Carpio

Congreso, populismo y más distritos

El caudillismo político está fragmentando el país

Congreso, populismo y más distritos
Neptalí Carpio
28 de abril del 2017

El caudillismo político está fragmentando el país

La fragmentación de nuestro Parlamento es directamente proporcional a la práctica demagógica de atomizar el territorio nacional, con múltiples iniciativas que pretenden crear más distritos y provincias. Casi todas las bancadas del Congreso han vuelto a caer en esta nefasta tendencia, luego de que entre los años 2002 y 2012 se pusieran candados para bloquear estas iniciativas. Para el caso de Lima Metropolitana hay por lo menos cinco iniciativas por crear nuevos distritos. En una ciudad que ya tiene 43 distritos, algunos de los cuales no llegan a tener ni 15,000 pobladores, como ocurre con San Bartolo o Punta Negra.

Los diversos partidos representados en el Congreso, en lugar de ponerse fuertes para que el país cuente por fin con un plan nacional de ordenamiento territorial, se hacen de la vista gorda frente a los cientos de conflictos por límites territoriales que enfrentan a pueblos e intereses económicos y electorales. Solo en el caso de Lima Metropolitana existen 25 conflictos —según el Instituto Metropolitano de Planificación (IMP)— entre distritos conurbanos y con diversas provincias, como la provincia de Huarochirí. En gran medida esos conflictos existen porque la creación de distritos y provincias se realiza de manera improvisada y sin adecuados estudios de demarcación territorial.

Es sintomático que en esos espacios donde hay problemas de límites, los traficantes de lotes y empresas inmobiliarias informales se multipliquen para una ocupación informal de tierras, muchas veces en situación de riesgo. Se aprovechan de la incertidumbre legal sobre la conducción territorial de jurisdicciones, casi siempre con entredichos sobre los derechos de propiedad.

Según el Instituto Peruano de Administración Municipal (IPAM), de 195 provincias legalmente constituidas, 176 no tienen sus límites resueltos; mientras que de 1,834 distritos creados, 1,460 tampoco tienen sus límites definidos. Es este el gravísimo problema que debe preocupar a los parlamentarios, no solo para dejar de crear distritos y provincias irresponsablemente, sino para utilizar su rol fiscalizador y jaquear al Ejecutivo, obligándolo para que por fin envíe el Plan de Ordenamiento Territorial para su aprobación en el Congreso.

Muchos parlamentarios tienen la ilusión de ser reelegidos o mantener una clientela electoral con la bandera de la creación de un distrito o provincia, generando expectativas de progreso por el solo hecho del separatismo territorial. Pero cuando la ilusión pasa en la mente de los pobladores, les dan la espalda a los ciudadanos. Por ejemplo, en la actualidad la bancada de Fuerza Popular ha presentado 29 proyectos de ley para crear nuevos distritos, seis de los cuales ya fueron aprobados por el pleno del Congreso, mientras que 23 de ellos se encuentran en estudio en la Comisión de Descentralización.

Esta especie de populismo distritalista refleja una de las debilidades del Sistema de Distritos Electorales Múltiples, situación que se podría superar o morigerar con un régimen bicameral y con un Senado como cámara revisora. El sistema de distritos múltiples es funcional a la lógica del caudillismo provinciano que confunde el separatismo territorial con la descentralización, cuando son dos cosas diametralmente distintas. Al final, el centralismo termina por absorber o neutralizar al caudillismo provinciano. Algo que no ocurre cuando se crean sociedades descentralizadas fuertes y que agrupan a varias provincias, cuencas y corredores económicos.

Los parlamentarios actuales, en su gran mayoría, no tienen la voluntad política ni menos la capacidad técnica para encarar las correcciones necesarias al proceso de descentralización que se dio de manera voluntarista desde el año 2002, y que profundizó el gobierno de Alan García, transfiriendo competencias y funciones de manera improvisada. Peor aún, no hay en la actualidad un movimiento ciudadano con capacidad de poner en la agenda nacional de debate una propuesta que bloquee esta tendencia para seguir atomizando nuestro territorio nacional.

 

Neptalí Carpio

Neptalí Carpio
28 de abril del 2017

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