Eduardo Zapata

¿COMPRENSIÓN LECTORA O LECTURA?

¿COMPRENSIÓN LECTORA O LECTURA?
Eduardo Zapata
27 de octubre del 2016

Lectura como apropiación culta de lo dicho

Para quienes hayan tenido la oportunidad de seguir las competencias y habilidades de jóvenes universitarios de pregrado no debería resultar una novedad. Desde hace un buen tiempo las competencias y habilidades para leer se podían constatar como debilitadas. Al parecer, las pruebas PISA o análogas han despertado la preocupación de más personas en torno a este problema. Y eso es saludable. Lo que no resulta saludable es que no veamos con claridad que las tecnologías electronales han introducido nuevos modos de producir sentido y nuevos cableados cerebrales. Verlos facilitaría comprender la utilidad de las mediciones aludidas, pero también sus enormes limitaciones.

Lo que estamos evaluando actualmente —y subyace en los instrumentos de medición— es básicamente la llamada “comprensión lectora”. Para decirlo en términos simples, qué cuenta da el estudiante de la voz/texto de un tercero. Su capacidad para decodificar la “idea” vehiculizada a través de lo denotado y lo connotado. Lo dicho explícitamente y lo sugerido implícitamente. Pero este tipo de mediciones no solamente obedece a modelos sociales anteriores —en los que obediencia, repetición y copia propiciaban un concepto de lectura que prescindía de los mundos interiores de los usuarios del lenguaje—, restringidos a dar cuenta de… la voz ajena. También resulta claro que este tipo de mediciones realiza una peligrosa sinonimia entre comprensión lectora y lectura.

Pero leer es producir sentido. No es solo, pues, dar cuenta de lo denotado y lo connotado, de ideas principales y secundarias. Aparte de ello, leer produciendo sentido significa interpelar siempre los signos, estar en condiciones de argumentar respecto a ellos y extrapolar a otros tiempos/espacios lo leído. El concepto de lectura entendido como “comprensión lectora” resulta entonces pobre. Leer produciendo sentido implica —a riesgo de que alguien califique esto de idealismo— decodificar signos desde el yo interior, desde el espíritu; necesariamente desde la cultura.

Dar cuenta de lo que dice el tercero importa, pero importa acaso más el modo como el lector se está apropiando de los signos. Y eso no lo miden las pruebas de comprensión lectora. Por algo no medimos escrituras, sino “lecturas” restringidas a dar cuenta de la “idea” principal y las ideas secundarias.

A la luz de lo dicho, es evidente que leer debidamente los signos no se restringe a dar cuenta de un texto escrito. Leer produciendo sentido significa estar en condiciones de interpelar cualquier signo, transite este por la palabra hablada, la escrita o la electronal. No vivimos ya en tiempos de sociedades sacralizadas que restringían la lectura a la mera comprensión lectora. Recuperemos la lectura como producción de sentido y como apropiación culta de lo dicho.

 

Eduardo E. Zapata Saldaña

 
Eduardo Zapata
27 de octubre del 2016

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