Eduardo Zapata

¿Cómo vas a votar…? Casual no más, pues

Las “friendly narrativas” solo satisfacen sensaciones y emociones

¿Cómo vas a votar…? Casual no más, pues
Eduardo Zapata
27 de junio del 2024


Cualquier analista político serio lo sabe. Porcentualmente hablando, las elecciones se decidirán por electores menores de 45 años. Y quien desee el Poder tendrá que tomar en serio esta realidad. 

No estamos hablando solamente de que los votantes sean aquellos nacidos después del 2000, llamados “generación de cristal”. Anhelantes de sensaciones y emociones. Estamos hablando de tres generaciones que –allí están los resultados de nuestra educación para objetivarlo– viven ya en el mundo del like antes que en aquel de la comprensión cognitivo-racional. O sea al calor de peligrosas ausencias educativas que han sido por cierto bien aprovechadas por un determinado grupo de operadores políticos.

Victoria Camps –en su libro El Gobierno de las Emociones– nos susurra permanentemente que el hombre común es hoy “un individuo sin individualidad”. Para decir explícitamente que mientras a lo largo del siglo XX ese hombre común se refugió en “el fanatismo ideológico y en los fascismos, hoy lo hace en las distintas versiones de populismo que le proporcionan una seguridad que no es capaz de buscar por sí mismo”. 

Estamos hablando de un ciudadano que –fundamentalmente por las ausencias educativas aludidas y utilizando palabras de José Ortega y Gasset–  está “hecho de prisa y montado sobre unas cuantas abstracciones”. En ese mundo funcionan perfectamente las llamadas “friendly narrativas” que satisfacen sensaciones y emociones.

Y ya nuestro amigo Ortega y Gasset nos advertía acerca del riesgo social implícito en discutir y hasta combatir a partir de ´ideas´ a su decir “grotescamente confusas y superlativamente vagas”. Con gran facilismo se habla de populismo de derecha o de izquierda sin haber definido ninguno de estos términos. Y se habla entonces de derechas e izquierdas. Y hasta de etno-ideologías. Pero ¿para la gente común significan algo cada una de estas palabras? Esa gente común requiere entonces no de nomenclaturas hechas desde el gabinete, sino de una oferta concreta de soluciones y compromisos para vivir con seguridad y con buenos servicios de salud, educación y administración de justicia.

Ante las ausencias educativas verificables y ante atractivas narrativas basadas en disfraces, solo cabe construir una friendly narrativa –basada en realidades– para que el elector entienda que finalmente lo que está en juego es precisamente su libertad personal para crear y ambicionar versus un Estado que no puede pretender seguir siendo el opresor.

Después de la segunda guerra mundial del siglo pasado apareció la moda de la ropa casual para enfrentarla a la ropa formal. Si se le preguntase hoy a un joven cómo va a ir vestido a una reunión, más que seguro contestará inercialmente que ´casual, pues´. No es lugar este para discutir si lo llamado casual es una nueva formalidad enemiga de la libertad; a fin de cuentas, un uniforme.

Pero este sí es un espacio para decir que no estamos ante una batalla ideológica sino cultural. Y para ir a esa batalla hay que tener conceptos básicos muy claros. Sabemos –y lo hemos dicho ya– que hay un trasfondo educativo, pero no podemos esperar a que una nueva educación dé sus frutos. En modo alguno le conviene al país esperar que el voto sea ´casual, no más´.

Allí donde mueren el lenguaje y la precisión conceptual muere la libertad.

Eduardo Zapata
27 de junio del 2024

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