Heriberto Bustos
Cantando y contando
La existencia o no de votos suficientes para la vacancia del actual presidente

La extrema burla de quienes delinquen aprovechando algunas “ventajas” que da el poder, congrega hoy en términos de comportamiento político a mirones y cómplices empeñados en “contar” los montos económicos del ultraje al país. Y también a contar la existencia o no de votos suficientes para proceder a la vacancia del actual presidente, sindicado como cabecilla de una banda criminal. Trae al recuerdo una canción que tarareábamos cuando infantes: / dos y dos son cuatro/ cuatro y dos son seis/ seis y dos son ocho y ocho, dieciséis/… brinca la tablita/ yo ya la brinqué/ bríncala de nuevo/ yo ya me cansé…
Están comprometidos la familia presidencial, congresistas, empresarios, miembros de las fuerzas armadas ascendidos irregularmente y personas cercanas al entorno gubernamental. Por eso la “entrega” de Bruno Pacheco y Silva a la Fiscalía ha generado (por sus cantares) una situación de “crisis de conciencia” donde el silencio y la negación (no lo conozco) constituyen una estrategia tardía e “inocente” de defensa. En esa dirección vale recordar manifestaciones como las del actual ministro de Cultura (voceado para suplir a Torres en la PCM) que tratando de esconder el sol con un dedo e intentando erigirse en defensor y vocero oficial de Castillo señaló: “Se pretende hace buen tiempo desestabilizar al gobierno, pero, “Estoy convencido de que el presidente Castillo va a culminar su mandato”.
Se suman a ello las declaraciones a RPP del abogado del presidente Pedro Castillo, Benji Espinoza, intentando alargar su supervivencia en libertad utilizando argumentos aparentemente legales y tratando de desmerecer las informaciones del ex secretario general de Palacio de Gobierno. Afirmó que si Bruno Pacheco “se acoge a un proceso de colaboración tiene que entregar información y esta información ser sometida a corroboración, actos de investigación para confirmar lo dicho en su aspecto nuclear o esencial y eso toma tiempo”.
Abona en sentido contrario lo manifestado por el aún presidente del Consejo de Ministros, que tras incrementarse las acciones de corrupción que envuelve al presidente y en el ánimo de justificarlos mencionase (según tuit de La República) que los montos por los que se acusa al presidente Castillo son “ínfimos respecto a los otros gobiernos” y que fueron destinados a cubrir “gastos familiares urgentes”; afirmaciones que podrían constituir una mofa, característica del peculiar comportamiento que evidencia en el ejercicio de su cargo.
En ese escenario el proceder de la Fiscal de la Nación, Liz Benavides, expresado en acciones concretas y ratificadas por su afirmación de que “a nosotros únicamente nos motiva el deber cumplido en el marco de las funciones que la Constitución nos ha otorgado” pareciera surgir como una potente luz de esperanza en la recuperación de valores y el funcionamiento independiente de instituciones garantes de la democracia.
Comprometido como lo está Pedro Castillo, poco se puede esperar del cambio de gabinete, pues la población entiende las dificultades en su intención de “mejorar” su imagen. Más sí la intención de rodearse con personajes que, desinteresados en mejorar la administración pública, actuarán como cómplices negando y avalando los niveles de corrupción instalados en el Ejecutivo. Lo que puede ser un paso previo para asaltar otros poderes y erigirse como el “humilde” dictador del país. Es momento de frenar ese terrorífico propósito, apostando activamente a la destitución de Castillo, pero en un escenario democrático.
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