Biden y la prioridad medioambiental

La primera orden ejecutiva del Presidente Joe Biden ha sido reinsertar a EE.UU. en el Acuerdo de París sobre cambio climático, del que Trump lo retiró. Su férrea decisión tendrá un formidable impacto en el cumplimiento de los compromisos internacionales pactados en beneficio de quienes habitamos el planeta, que hemos deteriorado con verdadera negligencia.

La condición del Perú como país marítimo, costero, andino y amazónico, que sufre las limitaciones del subdesarrollo, debería llevarnos a escudriñar un tratado que puede ser una fuente significativa de cooperación internacional en nuestro beneficio. La destacada actuación de Torre Tagle, al conquistar el privilegio de ser sede y presidir la última reunión preparatoria (COP20) de los Estados que lo aprobaron y firmaron en la capital francesa, nos coloca en una posición expectante para aprovechar los beneficios del Acuerdo de París y las obligaciones de cooperación a que se obligaron los países desarrollados, comenzando por los EE.UU. (ver su artículo 9.1*).

El Perú tiene extraordinarios recursos pesqueros en el Pacífico y en sus ríos y lagos; desiertos que esperan proyectos de irrigación para su agricultura; puertos que podrían potenciarse a lo largo de su litoral; desiertos que por la intensidad del sol y los vientos podrían convertirse en fuentes de energía solar y eólica que no contaminen el ambiente, como las que ahora tenemos; glaciares y acuíferos que deberían ser diligentemente preservados; cordilleras andinas que atesoran los minerales que son nuestras principales fuentes de exportación, trabajo y desarrollo de las comunidades vecinas; inmensos recursos forestales que deben ser cuidados y responsablemente explotados; una selva amazónica que es el pulmón de la Tierra y elemento insustituible para la sostenibilidad del ecosistema global. Es un conjunto extraordinario de elementos vitales que está en nuestras manos aprovechar y conservar para el futuro del país y del planeta.

No es difícil imaginar la racional explotación de, por lo menos, tres elementos cuyo desarrollo podría concretarse gracias a los mecanismos de cooperación consagrados en el Acuerdo de París. Vientos famosos como los del desierto de Paracas, energía solar que se puede explotar en los inmensos desiertos de la costa, o hidroenergía de los ríos de las dos vertientes de los Andes esperan decisiones inteligentes de nuestros gobiernos para ponerlos en valor, en lugar de dilapidar recursos en refinerías costosas y próximamente obsoletas, como la que Petroperú construye en Talara.

Al expresar nuestro beneplácito por el retorno de los EE.UU. al Acuerdo de París podríamos plantear la posibilidad de trabajar juntos en estas alentadoras posibilidades, que no solo requieren financiamiento sino también tecnologías de avanzada.

La reconocida trayectoria internacional del Presidente Sagasti en materia de tecnología abre la puerta de contactos interesantes con la administración del nuevo Presidente norteamericano, cuya prioridad en este campo se ha puesto en evidencia desde el primer día de su gobierno.

*Artículo 9 1. Las Partes que son países desarrollados deberán proporcionar recursos financieros a las Partes que son países en desarrollo para prestarles asistencia tanto en la mitigación como en la adaptación, y seguir cumpliendo así sus obligaciones en virtud de la Convención.