Renatto Bautista
Basadre: maestro de la historia republicana peruana
Reflexiones a partir de su libro “La vida y la historia”
Jorge Basadre es reconocido como el mayor historiador de la vida republicana peruana. Muchos peruanos hemos leído sus monumentales 16 tomos de Historia de la República del Perú (octava edición), una obra imprescindible para entender nuestro pasado republicano. Este año, en la Feria Internacional del Libro, adquirí un libro titulado La vida y la historia (antología), publicado en 2005. Aunque no es una autobiografía en el sentido estricto, como las que han escrito algunos intelectuales o expresidentes, Basadre centra su relato en episodios clave de su vida, desde su infancia hasta sus reflexiones sobre la administración de Bustamante y Rivero (1945-1948). No obstante, omite momentos interesantes, como su paso por la cátedra en San Marcos y su segunda gestión como Ministro de Educación durante el segundo gobierno de Manuel Prado.
Un episodio que marcó profundamente a Basadre fue la ocupación chilena de su natal Tacna. En este libro, narra las injusticias y arbitrariedades que la administración chilena cometía contra los peruanos tanto en Tacna como en Arica. También describe su participación en la Reforma Universitaria de 1919, un movimiento que congregó a figuras de la talla de Víctor Raúl Haya de la Torre, Raúl Porras Barrenechea y Luis Alberto Sánchez. Basadre recuerda cómo, junto a otros estudiantes, entregó personalmente una carta de censura a un docente en su domicilio, demostrando el ímpetu y la organización de los jóvenes universitarios de la época. Su liderazgo en esta etapa sugiere que probablemente fue delegado general de su aula, actuando como el principal interlocutor en este proceso.
Esta anécdota me trajo gratos recuerdos de mi propia etapa como dirigente universitario, cuando fui miembro de la Asamblea Universitaria (2011-2012) y dos veces Delegado General (2008 y 2011) en mi facultad. Recuerdo especialmente cómo, en 2010, afrontamos la tacha de tres docentes con una abrumadora mayoría de apoyo estudiantil, experiencia que dejo para otro artículo. Volviendo a Basadre, el historiador menciona que nunca se alineó con el grupo de dirigentes cercanos a Haya de la Torre, aunque reconoció en él cualidades como la frontalidad y la sagacidad que caracterizaron su vida política. Su gran amigo y “hermano espiritual” de esos años fue Jorge Guillermo Leguía, un intelectual que falleció joven, mientras que su maestro destacado fue Pedro Zulen, un bibliotecario de renombre.
Sobre Raúl Porras Barrenechea, Basadre se expresa con respeto, pero en cuanto a Luis Alberto Sánchez, reconoce que su amistad se deterioró por completo entre 1919 y 1930, debido al APRA. De Sánchez dice tajantemente: “No le crean nada de lo que pueda escribir sobre mí, porque es inexacto”. Estas palabras reflejan un evidente choque de egos entre dos grandes intelectuales. La distancia de Basadre respecto al APRA podría explicarse por su nacionalismo, arraigado en la experiencia de la ocupación chilena de Tacna. En contraste, el aprismo promovía la unidad política y económica de Indoamérica, superando los nacionalismos tradicionales para abogar por la integración continental. Esto, sumado al hecho de que el APRA nunca fomentó un antagonismo hacia Chile, probablemente distanció aún más a Basadre.
En el libro también narra su etapa como director de la Biblioteca Nacional, un cargo que, según mi parecer, fue el más adecuado para su pasión por los libros. También aborda su breve paso como Ministro de Educación durante el gobierno de Bustamante y Rivero. Aquí, Basadre defiende esta administración constitucional, aunque señala su falta de decisión. Bustamante, en mi opinión, no comprendió que los apristas lo eligieron por conveniencia política y no por considerarlo un líder político propiamente dicho. Más bien, tenía un perfil intelectual y carecía de la capacidad para implementar las reformas políticas necesarias, lo que desembocó en su confrontación final con el APRA.
En este punto, considero que Basadre es algo injusto. Critica, aunque de manera sutil, la Ley de Amnistía promulgada al inicio del gobierno de Bustamante, algo que era lógico tras doce años de persecución y proscripción del APRA, el primer partido de masas en el país. Sin embargo, a pesar de sus sesgos –que todos tenemos–, nada quita que Jorge Basadre sea el maestro indiscutible de la historia republicana peruana.
Como nota personal, agradezco a mi amiga Claire Viricel de Neira, quien siempre me motiva a reseñar libros. Espero que esta reseña, aunque imperfecta, sirva para reflexionar y debatir. ¿Quién me absolverá? Indudablemente, la historia.
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