¡Por fin se adjudicó Michiquillay!

Ayer, en ceremonia pública transmitida por televisión desde las instalaciones del Ministerio de Energía y Minas (MEN), culminó con éxito el proceso de subasta del proyecto Yacimientos Cupríferos de Michiquillay, promovido por la Agencia de Promoción de la Inversión Privada (Proinversion). La ceremonia de presentación de sobres y adjudicación del proyecto terminó otorgando la buena pro a la compañía minera Southern Perú Copper Corporation, al haber obtenido la mayor calificación en su propuesta económica.

Después del mediodía de ayer fueron declarados conformes los sobres 2 y 3 —técnico y económico, respectivamente— de los postores precalificados: Compañía Minera Milpo S. A. y Southern Perú Copper Corporation. La propuesta económicas de Milpo era por un precio de transferencia de US$ 250 millones y regalía contractual de 1.875%; una propuesta que fue calificada con 1,309 puntos. Por su parte Southern Perú Cooper Corporation propuso un precio de transferencia de US$ 400 millones y regalía contractual de 3%, obteniendo una calificación de 2,085 puntos.

El proyecto Michiquillay, cuya inversión es de US$ 2,000 millones, producirá 80,000 toneladas de cobre por día y es la inversión minera más importante de los últimos años, que sin duda contribuirá significativamente al crecimiento de la economía nacional. Este proyecto de clase mundial —que producirá además oro, plata y molibdeno— respetará escrupulosamente las normas nacionales y los estándares internacionales vigentes. Así, Cajamarca se pondrá en valor tras estar hundida por la falta de inversiones, luego de que el radicalismo antiminero bloqueara el proyecto Conga, cerrándole las posibilidades de crecimiento y desarrollo a la región norteña.

La adjudicación de Michiquillay les devuelve el aliento a las comunidades de Cajamarca, empobrecidas por el accionar del ambientalismo ideológico que se ha propuesto detener toda inversión minera (sobretodo en el llamado Corredor Minero del Sur). Los pobladores de las distintas comunidades cajamarquinas de la llamada “zona de influencia” han participado activamente en el éxito de la subasta.

Las minorías antimineras podrán seguir reuniéndose para oponerse al proyecto Michiquillay; pero ya no podrán argumentar la falta de una “licencia social”, una gran mentira que la izquierda se ha encargado de difundir maliciosamente. Como se sabe, luego de un largo proceso de socialización y de intensas reuniones en talleres informativos y participativos, los aportes de los pobladores fueron bien recibidos para mejorar el contenido del proyecto cuprífero. Las amenazas de los radicales antisistema, que intentaban detener el proceso de adjudicación, no fueron escuchadas por la población. Por el contrario, las comunidades participaron activamente en todas las actividades, con el fin de informarse sobre las bondades del proyecto.

Michiquillay dará paso a otras inversiones mineras pendientes, todas ellas con altos estándares ambientales y sociales. Tributos, regalías, canon y otros recursos económicos serán distribuidos a la región Cajamarca y a todos los distritos, provincias y universidades públicas. Después de sesenta años, por fin las comunidades campesinas de Michiquillay y La Encañada podrán hacer realidad todas las obras estancadas durante tanto tiempo.

El proyecto permitirá contratar bienes y servicios del lugar, así como trabajadores de las comunidades aledañas. Además, el 50% de la suma total que el adjudicatario entregue al Estado se destinará al Fondo Social Michiquillay. Asimismo, sabiendo de la situación de pobreza de Cajamarca, se ayudará a financiar nuevos proyectos de infraestructura social y productiva para atender a los sectores sociales más vulnerables. Y con la dinamización de la economía de Cajamarca mejorarán los servicios de salud y educación para los más pobres del país.