¡Minería del sur en peligro!

Se pretende parar la producción de cobre en el Perú

A la violencia social en Las Bambas —desatada hace algunas semanas, y que causó un muerto y 20 policías heridos, dos de ellos de extrema gravedad— se suma ahora el asalto de una turba a las instalaciones de la mina Constancia (de Hudbay Minerals) exigiendo el cumplimiento de supuestos acuerdos suscritos que la empresa minera niega rotundamente. En ambos casos se produce un peligroso cóctel: inversión minera que crea islas de prosperidad, un Estado que cobra impuestos pero que no desarrolla servicios a las comunidades y el radicalismo antiminero que demoniza a la empresa privada atribuyéndolo todos los fracasos estatales.

El hecho de que se trate de Las Bambas y Constancia, dos proyectos mineros que estaban desarrollado excelentes relaciones con la población, nos lleva a sostener que, de una u otra manera, el llamado “corredor minero del sur” está en peligro ante el abandono del Estado de las poblaciones adyacentes a los proyectos y a la prédica del radicalismo antiminero. Es necesario recordar que este corredor comprende emprendimientos en Cusco, Apurímac y Arequipa, departamentos en los que se desarrollan los proyectos de Antapaccay (US$ 1,400 millones), Constancia (US$ 1,700 millones), Las Bambas (US$ 10,000 millones), Ampliación de Cerro Verde (US$ 5,600 millones) y Tía María (US$ 1,400 millones). Si todas estas minas entraran en funcionamiento se sumaría alrededor de 810,000 toneladas anuales de cobre que se exportarían a través del puerto de Matarani.

¿Por qué el radicalismo antiminero pretende parar la producción de cobre del Perú? A entender de este portal, los movimientos antimineros de filiación marxista buscan lentificar el crecimiento para que se desaten las impaciencias y en el 2021 haya un escenario favorable a las propuestas estatistas y antisistema. Las cifras son contundentes: sin minería el Perú estaría creciendo a menos de 2% y sería una sociedad que aumentaría pobreza. Además vale recordar que la minería representa el 14% del PBI, el 20% de la recaudación fiscal y el 50% de las divisas.

Ahora bien, es hora de revelar las relaciones del radicalismo antiminero con una red de ONG que se dedican a desarrollar relatos y leyendas en contra de la minería moderna. Desde el muñeco de la cabecera de cuenca en Conga hasta las microexplosiones de los tajos en Tía María, que eran comparadas con las detonaciones en Hiroshima y Nagasaki. ¿Por qué las leyendas y las mentiras? Todo parece indicar que en las redes de financiamiento de estas ONG están los grandes traders del cobre mundial, que se benefician largamente con la paralización del cobre en el Perú. Detener la producción nacional significa millones en los bolsillos de los traders que tienen stock acumulado, y a costa de los pobres del país.

Igualmente es necesario establecer las responsabilidades políticas de los grupos políticos en esta cruzada contra la minería. Por ejemplo, el Frente Amplio y el señor Marco Arana ante cada conflicto socio ambiental suelen plantear una “revisión del Estudio de Impacto Ambiental” —que fue aprobado por el Estado y todas las partes— con el objeto de detener la paralización de la mina. Para este portal no existe la menor duda de que el Frente Amplio está vinculado a esta ofensiva contra la minería nacional. La historia de la señora Verónika Mendoza está relacionada, por ejemplo, a las leyendas en contra de Antapaccay.

En todo caso, es hora de plantear el debate para que la izquierda parlamentaria explique por qué pretende parar la producción de cobre en el Perú.