Iván Arenas

Urresti, “anti-establishment” político

Urresti, “anti-establishment” político
Iván Arenas
25 de febrero del 2015

El militarismo vestido de civil aspira a inaugurar un segundo gobierno el 2016. 

Que Urresti intente ser la cabeza del nacionalismo en las prontas elecciones de 2016 no es novedad. Que las gane será muy difícil. Que intentará quitarle votos a los ya candidatos García y Keiko mediante la confrontación sin límites parece ser una estrategia casi hecha. Pero hay un detalle estimado lector: hace cinco años -exactamente en el 2010- el jefe del ahora ex ministro-candidato, el presidente Ollanta Humala, era el anti-establishment económico. Los tiempos han cambiado y hoy tenemos otro anti- establishment, pero es político. 

En el ocaso del chavismo internacional, allá por el año 2010, el candidato del polo rojo inspiraba en los sectores de la izquierda local la esperanza de tumbarse al llamado y vilipendiado “modelo neoliberal”. Para los empresarios era el Armagedón económico, para los demócratas la repetición del velasquismo autoritario. En suma, Humala tuvo que ponerle reparos gruesos a su propuesta inicial para ser elegido. La historia la sabemos. Un sector de la derecha, con Vargas Llosa a la cabeza y Alejandro Toledo como “oidor”, le hicieron firmar la “Hoja de Ruta” que a estas alturas del partido ya no existe. Se convirtieron en los “garantes” que tampoco son. Está claro, si no existe “hoja de ruta” tampoco hay “garantes”. 

Sin embargo, el furor general estaba en relación a la continuación del modelo económico. Si algo cualitativamente ha cambiado de esos años hasta hoy es que ha desaparecido de la agenda política el linchamiento general al modelo y su continuidad. Ni García, ni Keiko le hacen porras al modelo pero tampoco lo desdeñan, que es lo más importante. Que los dos candidatos con mejores pretensiones no basen su propuesta en culpar al modelo económico de las desgracias nacionales ya es un avance (amén que García gobernó mejor con el modelo). Que se acepte ideas para mejorar el modelo, hacerlo más incluyente y menos exclusivo no hay duda, vale para la discusión. 

El Humala de hace cinco años era un “anti-establishment” que representaba el garrote de “agua si, mina no”, pero ya no era un outsider. Urresti es el otro lado de la moneda. Su crítica ácida no va al modelo económico sino al modelo político. Puede que emocione a algunos sectores que valoran el “orden” por sobre todas las cosas. A fin de cuentas el orden no tiene ideología pero si en algo justamente se basa la democracia es en el sistema de partidos, es decir un modelo político. Que en el Perú no haya un sistema de partidos fuerte es otro tenor, y a pesar que Urresti sea el candidato de un partido (Partido Nacionalista) no deja de inquietar su tono intolerante contrario a la democracia. 

La primera composición poética en el Perú colonial es de lamento: “Pues señor gobernador, miradlo bien por entero, allá va el recogedor y aquí se queda el carnicero”. Se le atribuye al soldado Saravia la copla escrita en medio del temor de la aventura pizarrista para la conquista del incanato. ¿Podría decirse que es Ollanta el “recogedor” y Urresti el “carnicero”? Sí estimado lector, pero además se podría añadir que el “militarismo autoritario” aspira a un nuevo capítulo en la historia republicana. Porque si usted no lo ha advertido, son dos militares vestidos de civil. 

Por Iván Arenas
25 - Feb - 2015  

Iván Arenas
25 de febrero del 2015

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