El marxismo en las escuelas

Un reciente reportaje elaborado por el programa “Contracorriente” revela no solo el trabajo de ideologización que realiza el marxismo-maoísmo dirigido a los niños en los colegios sino además la absoluta dejadez por parte del Estado en su conjunto que permite a profesores con antecedentes e investigaciones por apología al terrorismo dictar clases, no obstante que es no está permitido legalmente. 

Pero el problema es aún mayor. Desde décadas atrás, el Estado le ha entregado a los gremios marxistas -en todas sus variantes y colores- la educación básica regular. En otras palabras: la enseñanza pública está en manos de los sindicatos de maestros -cuyas cúpulas, buros y dirigentes son enteramente comunistas- y que desarrollan la pedagogía del marxismo basadas en la ideas de dominación, explotación, lucha de clases, teoría del valor-trabajo y el mito del hombre-nuevo.

En Bambamarca, para poner solo un ejemplo, todas las promociones de los colegios más importantes llevan como recuerdo el nombre de algún político comunista, evidencia del lavado de cerebros que por décadas realizan los gremios sindicales. 

Ahora bien, no es lo mismo decir Sutep que Fenate (Conare), eso es cierto, porque entre ambos hay un abismo de diferencia porque ambos gremios desarrollan ideologías y práxis políticas de diversas formas, sin embargo ambos son de raigambre marxista y comunista que creen en lo fundamental: la educación como medio de liberación de la alienación capitalista. 

Desde décadas atrás, cuando el Estado liberal renunció a su papel rector en la educación, los gremios marxistas han podido extender su presencia y multiplicar su influencia en la vida política, social y cultural. De hecho, si se piensa en perspectiva, la llegada de Pedro Castillo o la irracional guerra de religiones entre fujimorismo/antifujimorismo (para poner dos ejemplos) no sería tal sin la hegemonía del maestro comunista en la escuela. 

Si en un colegio de barrio mesocrático se enseña “que el poder nace de la punta de un fúsil” pregúntese usted qué se estará enseñando en las escuelas rurales o en los colegios de las provincias alejadas donde además existe una imagen positiva del maestro como autoridad. 

Tanto se habla de batallas culturales o guerras por los relatos, no obstante todo indica las fuerzas políticas que se oponen a la lucha de clases como motor de la historia han abandonado su lugar y para evitar arrebatos y paros de los gremios y sindicatos de maestros prefieren mantener la fiesta en paz, como se suele decir. En otras palabras, más niños continúan formados en una ideología que ha sido causante de varias tragedias.